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LAS EXPERIENCIAS FUNDAMENTALES Y SU RELACIÓN. 99 de la vida humana en su conjunto y no sólo como algo peculiar de los momentos en los que domina una actitud cognoscitiva. Exce­ diendo con mucho el significado de esta última postura es un con­ cepto que queda indisolublemente asociado a la naturalidad y fami­ liaridad de lo cotidiano, ámbito frente al que, en opinión de Heidegger, la actitud teórico-epistemológica supone siempre una cierta artificiosidad. Las «experiencias fundamentales», en tanto que también son experiencias, no pueden desenvolverse en un marco completa­ mente heterogéneo al que se acaba de mencionar. No es posible, por ello, hacerlas renunciar a una parte de la caracterización de las experiencias denominadas cotidianas. También para compren­ der aquellas a las que conviene el calificativo de «fundamentales» es necesario mantener a distancia la actitud teórica, tan criticada por Heidegger. Éste sería el punto de convergencia entre ellas y las habituales y cotidianas. Sin embargo, la característica que esta­ blece la distinción entre los dos tipos es que las fundamentales son escasas y excepcionales, mientras que las cotidianas, por defi­ nición, tienen lugar una y otra vez. Desde esta perspectiva, las experiencias fundamentales hay que entenderlas como momentos extraordinarios en el transcurso de la vida y además, en estrecha relación con este primer rasgo, se encuentra un segundo no menos importante: su indisponibilidad. Los textos en los que Heidegger las menciona las presentan, en efec­ to, como si no hubiese posibilidad de suscitarlas o provocarlas voluntariamente, como si su acaecimiento en un instante determina­ do se diese sin intervención activa del sujeto que las tiene. Aunque la excepcionalidad y la indisponibilidad son dos notas fundamentales, ofrecen información preferentemente sobre la fre­ cuencia y el modo de darse, pero no aportan ningún dato que lleve a determinar por qué estas experiencias son tan particulares. Por eso se hace preciso indagar ahora en qué es lo que se obtiene a partir de ellas que no se pueda conseguir haciendo o teniendo una experiencia del otro tipo, en definitiva, cuál es su cualificación fren­ te a esta otra clase. Se puede comenzar a responder a esta cuestión diciendo que Heidegger les atribuye una potente capacidad reveladora y de mos­ tración. Las experiencias fundamentales, que no hay que ver ni

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