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LAS EXPERIENCIAS FUNDAMENTALES Y SU RELACIÓN. 97 paulina (aplicada entonces a los primeros cristianos que vivían a la espera del Señor) resulta traducida a una experiencia ciertamente particular que posibilita una apertura de la vida a sí misma, a su propio ser. Además —esto es quizá lo más relevante— tal experien­ cia, siempre en la traslación de Heidegger al contexto filosófico que le es peculiar, es el origen del que parte el proceso hermenéutico. Pues bien, dicha experiencia recibe el calificativo de «fundamental» y aparece ligada a éste en numerosas ocasiones a lo largo de los primeros años de la década de los veinte 12. A modo de indicación lie la importancia de esta conexión. Al mismo tiempo aporta una serie de referencias que Heidegger podría haber tenido en cuenta en su estudio. Así, por ejemplo, Martin K ah ler , Das Gewissen, Erste Hälfte: Alterum und neues Testament, Julius Fricke, Halle 1878, pp. 216-293; Albrecht R itschl , «Uber das Gewissen», en Gesammelte Aufsätze, J. C. B. Mohr, Friburgo 1896, pp. 177-203. En estos trabajos se puede ver que el término latino conscientia y el griego syneidesis significan originalmente «cono­ cimiento- o «auto-conocimiento». Synteresis, el sinónimo a menudo utilizado para conscientia, significa originariamente vigilar, guardar, preservar, con lo que se acerca más a los intereses de Heidegger (la conciencia como lo que mantiene despierto). Cf. van B uren , The young Heidegger, o. c., p. 183s. También la influencia de Aristóte­ les se deja sentir en un aspecto no del todo distinto a éste. Gadamer cuenta que cuando Heidegger estaba explicando la Ética a Nicómaco, el lugar en el que se esta­ blecen las diferencias entre la techne y la phrónesis, la conclusión de su explicación con respecto a la segunda, sorprendente para sus alumnos, fue decir: «¡[la phrónesis] es la conciencia!». Bajo la perspectiva de las experiencias fundamentales, la respuesta no es tan llamativa. En la doctrina aristotélica, la phrónesis forma el horizonte dentro del cual la buena acción se hace posible. En este sentido, tiene un carácter situacio- nal muy acusado, ya que se trata de decidir en cada caso, estando en cuestión en cada momento, aquello que es más conveniente. La auto-realización de la vida, si se va haciendo la traducción a los términos de Heidegger, depende del ejercicio ade­ cuado de la phrónesis. Al decir que ésta era la conciencia, Heidegger la estaba pen­ sando en conexión con la potencialidad de ser, la estaba concibiendo como el modo en el que las determinaciones fundamentales de la vida se hacen transparentes para ella misma. Para un tratamiento más detallado de esta relación, cf. Volpi, Franco, «Being and Time: A translation of the Nicomachean ethics?• (trad. inglesa de J. Prote- vi), en T. K isiel - J. van B uren (eds.), Reading Heideggerfrom the Start: Essays in bis Earliest Thought, State University of New York Press, Albany 1994, p. 207. 12 El concepto de «experiencia fundamental» comienza a tener un papel relevan­ te a partir del semestre de invierno de 1919-20. Sus apariciones de aquí en adelante son continuas. Cf. Grundprobleme der Phänomenologie (1919-1920), o. c., pp. 93ss., 163, 223, 227; Phänomenologie der Anschauung und des Ausdrucks. Theorie der phi­ losophischen Begriffsbildung, GA 59, semestre de verano de 1920, editado por Clau­ dius S t r u be , Vittorio Klostermann, Frankfurt am Main 1993, pp. 35, 93, 131, 180;

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