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96 PABLO REDONDO SÁNCHEZ para llamar la atención a los estudiantes sobre algunos problemas de interés y quizá también para mantener la tensión argumentativa del discurso— se aúnan, pues, aspectos de carácter fenomenologi­ co y ontologico. Con el fin de evitar estas posibles dificultades Heidegger apela una y otra vez a las denominadas «experiencias fundamentales» (Grunderfahrungen). Éstas aparecen asumiendo la función de base y también de resorte que impulsa la actividad filosófica. Soportando sobre sí esta responsabilidad tan decisiva hay que considerarlas una de las claves del proyecto filosófico de estos años. 2. LAS EXPERIENCIAS FUNDAMENTALES COMO ORIGEN DE LA «PUESTA EN ACCIÓN HERMENÉUTICA» Para comenzar con cierta seguridad en la comprensión de lo que Heidegger entiende bajo el concepto de «experiencias funda­ mentales» resulta útil volver a insistir en la diferenciación de dos modos de vida que aparece constantemente en los cursos de Fri- burgo. Aprovechando rasgos de la tradición cristiana, en concreto textos de las Epístolas de Pablo 10, se establece una clara distancia entre la vida vigilante, alerta, que se desenvuelve en medio de la intranquilidad que la constituye sin rehuirla, siendo consciente de ella y, por otra parte, una vida adormecida, en cierto modo amodo­ rrada, que utiliza este estado de somnolencia como un escudo para no hacer frente a su dificultad intrínseca 11. La vigilia de raigambre 10 El siguiente, por ejemplo: «Por tanto, no estemos dormidos, como los demás, sino despiertos y sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. En cambio, nosotros, que pertenecemos al día, estemos sobrios, vestidos con la coraza de la fe y del amor y con el casco de la esperanza de la salvación», Carta a la comunidad de Tesalónica, 5, 1-8, en Las cartas originales de Pablo, edición de Senén V id al , Editorial Trotta, Madrid 1996, p. 65. 11 Además de Pablo, Heidegger se está haciendo cargo de otras influencias como, por ejemplo, el papel que san Agustín atribuye a la conciencia —como se sabe, la llamada de la conciencia jugará un papel esencial en Ser y tiempo, guardan­ do semejanzas, dentro de su mayor elaboración y complejidad, con lo que aquí se está tratando— entendida como lo que logra rescatar al individuo de la caída, empla­ zándole adecuadamente ante la relación con Dios. Van Burén ha estudiado con deta-

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