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94 PABLO REDONDO SÁNCHEZ algo tranquilamente comprensible de suyo de la interpretación coti­ diana» 5. Es en los años de Friburgo cuando el modo de entender la filosofía como una actividad contraria a la comprensión cotidiana toma forma en el concepto de «contramovimiento» (G egenbew e- gung). Un texto de la Aristóteles- Einleitung, escrito de 1922 elabo­ rado con mucha celeridad y enviado a Marburgo y Gotinga con vis­ tas a poder obtener una plaza en alguna de las dos ciudades, sirve en este caso de ejemplo: «El ser de la vida en ella misma, accesible en la facticidad misma, es de tal manera que sólo es visible y alcanzable en un rodeo por el movimiento contrario al cuidado que cae [...]. El movimiento contrario a la tendencia a la caída no se puede inter­ pretar como una huida del mundo»6. Presentado de esta manera, el contramovimiento hay que entenderlo como un impulso de comprensión que, a pesar de surgir en el núcleo de la propia vida fáctica, ofrece resistencia y no permi­ te ser arrastrado por la corriente deformante en la que aquélla se encuentra en sus relaciones con el mundo. Como una tendencia contraria al modo inmediato y regular en que la vida se comprende a sí misma, el contramovimiento supone también un cuestionamien- to (Die Fraglichkeit), una posición de duda radical frente al modo de vida habitual. El cuestionamiento pasa a ser, en cierta manera, el origen o punto de inicio de la actividad filosófica consistente, como ya se ha insinuado, en el autoesclarecimiento conceptual de la vida. La interpretación filosófica (I), el movimiento contrario (II) apoyado a su vez en un cuestionamiento (III) son tres de los elementos fun- 5 Sein und Zeit, Max Niemeyer Verlag, 16.a ed., Tübingen 1986, p. 311. Tra­ ducción española de José Gaos, El ser y el tiempo, Fondo de Cultura Económica, 7.a reimp. de la 2.a ed. revisada, Madrid 1989, p. 339. 6 «Die wiederaufgefundene “Aristóteles Einleitung” Heideggers von 1922. Erst­ veröffentlichung im Jahre des 100. Geburtstages», en Dilthey-Jahrbuch, 6 (1989) 245. Numerosos autores han llamado la atención sobre la figura del contramovimiento. Cf., por ejemplo, Ramón Rodríguez, La transformación hermenéutica de la fenome­ nología, o. c., pp. 204ss.; Theodore K is ie l , The Genesis of Heidegger’s Being and Time, University of California Press, Berkeley-Los Ángeles 1993, pp. 148, 156, 203, 250, 258; John van Buren, The Young Heidegger. Rumor of the hidden King, Indiana University Press, Bloomington and Indianapolis 1994, pp. 143, 287.

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