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LAS EXPERIENCIAS FUNDAMENTALES Y SU RELACIÓN.. 109 pone, todos los elementos a los que se ha hecho alusión quedan enlazados. Así, se podría decir que hay una serie de experiencias que consiguen que el movimiento arruinante de la vida en dirección al mundo se detenga. Atribuyéndoles un modo de operar basado en la reducción, tienen la capacidad de dejar en suspenso el discurrir cotidiano. Como resultado surge, dentro de éste, un cuestionamien- to, una problematización que, efectuando un movimiento contrario, le ofrece resistencia. Por tanto, experiencias fundamentales (I), para­ da (II), cuestionamiento (III) y movimiento contrario al arruinamien­ to o caída inherentes a la vida (IV). Ésta sería la secuencia lógica que dirige la interpretación hermenéutica y que Heidegger expone inver­ samente, sobre todo, en el semestre de invierno de 1921-22 (Phäno­ menologische Interpretationen zu Aristoteles), aunque bien es cierto que está contando con todos sus elementos desde el comienzo de la exposición. Hay que insistir en que la pretensión al plantear las cosas tan cuidadosamente, preocupándose de que unos elementos se apoyen y queden justificados fenomenológicamente por los que se explican con posterioridad es que la hermenéutica alcance legitimidad; esto equivale para Heidegger, en gran parte, a evitar que se la pueda ver como algo inventado y para ello la hace reposar en una experiencia ella misma fáctica. Si no se apelase a estas vivencias, la empresa feno- menológica se estaría sosteniendo sobre unos principios contrarios a sus intenciones iniciales. En caso de que no se encontrase algo que proporcione una comprensión preobjetiva del ser al margen de la desfiguración peculiar del ámbito de lo mundano y que deje tam­ bién de lado el «estar en la interpretación» (Ausgelegtheit) histórico —fuente asimismo de no pocos encubrimientos para Heidegger— la hermenéutica se convertiría en un procedimiento caprichoso por completo 30. Sólo una vez que ha apelado suficientemente a este tipo de vivencias Heidegger parece haber eliminado el peligro que cons­ tantemente le rondaba y se atreve a sostener con seguridad que «el tener previo [Vorhabe] [de la interpretación] no es, por tanto, capri- 30 Centrándose en Ser y tiempo, Merker ha llamado la atención sobre este aspecto, insistiendo en que sin la angustia y sin la llamada de la conciencia, la idea del ser sería arbitraria, dogmática y constructiva. Cf. B. M e r k e r , «Konversion statt Reflexion. Eine Grundfigur der Philosophie Martin Heidegger’s», o. C., p. 229.

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