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108 PABLO REDONDO SÁNCHEZ que completa la expresión calificándolo de «existencial». El detalle es de importancia, ya que indica que en la parada el ámbito propio de la facticidad no queda abandonado. Aquélla no tiene su origen en la adopción de una actitud que prescinda de considerar a la vida en su cumplimiento constante, sino que es un momento ejecutivo más, aunque peculiar (una experiencia existencial fundamental) el que la ha provocado. Este hecho, que se puede denominar como «apoyo existencial», es el que logra eludir uno de las mayores amenazas de la parada: la posibilidad de que sea arbitraria y caprichosa. Como se ha men­ cionado con anterioridad, en este punto se está dilucidando la via­ bilidad general del proyecto de la hermenéutica de la facticidad. Ésta aspira a ser una explicitación filosófica de la comprensión pre­ via y atemática que la vida tiene de sí. Después de todo lo dicho, la opción de apoyarse en el modo de comprensión deformante con el que la vida se presenta habitualmente ha de quedar descartada. La hermenéutica ha de descansar, más bien, sobre algo que le pro­ porcione prefilosóficamente el ser propio de aquélla, pero que lo haga formando parte al mismo tiempo de su ejecutividad peculiar. Heidegger excluye tajantemente que el punto de inicio pueda ser el resultado de una actividad reflexionante y las experiencias fun­ damentales constituirán el lugar en el que encuentra el respaldo necesario, ya que forman parte de la vida fáctica, pero al mismo tiempo suponen una brecha (Brescbe ) 29 en el modo de compren­ sión habitual. Con el hecho de que no se acude a una instancia cualquiera, elegida completamente al azar, para explicar la parada, sino que se apela a una experiencia de la propia vida, Heidegger considera que está evitando el peligro de que el detenimiento del que habla sea arbitrario. Expresado con otras palabras, la absten­ ción en la coejecución del movimiento de la caída (lo que posibili­ ta ver la movilidad propia de la vida) no es el producto de una decisión ad hoc, sino el resultado de un acontecimiento caracteri­ zado él mismo por ser vital. Si ahora, bajo la perspectiva de las experiencias fundamentales, se hace un retroceso paso a paso en el análisis que Heidegger pro- 29 Cf. Phänomenologische Interpretationen zu Aristoteles, o. c., p. 151.

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