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86 IGNACIO JERICÓ BERMEJO también lo segundo. Por eso dirá Báñez, en relación a la aceptación de la fe cristiana, que ha de recibirse con total certidumbre la impo­ sibilidad de achacarles a los hombres el pecado de infidelidad por ignorar la fe explícita del Evangelio, si los mismos nunca la han escuchado. La prueba de esta conclusión surge desde el evangelio de san Juan: «Si no hu b iera ven ido y les hu b iera h ab lad o , no ten­ d rían pecado» (Jn 15, 22) 51. Esto es algo que halla además su con­ firmación desde lo dicho por san Pablo: «¿Cómo creerán sin h a b e r oído d e Él. Y ¿cómo oirán si n ad ie les p r e d ic a ?» (Rom 10, 14). Esta frase del Apóstol equivale a haber dicho que constituye una imposi­ bilidad. En consecuencia, como no están obligados los ignorantes, no pecan 52. El pasaje citado (cf. Jn 15, 22) es expuesto precisamen­ te por los santos todos del pecado de infidelidad cometido por los judíos. Ellos están obligados a creer explícitamente que Cristo es el hombre Jesús. Hizo milagros y cumplió las profecías. Testificó ade­ más suficientemente serlo de verdad53. Añade Báñez además que, si se habla de la ignorancia de lo que es necesario creer para la justificación, son también muchos los infie­ les que quedan excusados del pecado de infidelidad. Esto se prueba también por el testimonio evangélico: «Si no hu b iera ven ido y les hu biera hablado, no tendrían p e c a d o « (Jn 15, 22). Como nada oye­ ron al respecto de predicador alguno que les propusiera en vez de Cristo los artículos de la fe, quedan muchos excusados del pecado de infidelidad. Pero debe advertirse de todas formas que esta segun­ da conclusión no resulta igualmente tan concluyente como la ante­ rior, ya que no se afirma literalmente lo que aquí se concluye: aque­ llo que es necesario creer para la justificación. En el citado pasaje del evangelio de san Juan se hace referencia explícita al pecado cometi­ do por los judíos al no recibir a Jesús como el verdadero Mesías 54. Hay infieles ciertamente que no creen la fe cristiana; pero ¿pue­ den ser excusados los mismos del pecado de infidelidad por no haber llegado a escucharla todavía? ¿No existe acaso la ignorancia culpable? Cuando se propone a un hombre suficientemente el obje- 51 Cf. nota 12. 52 Cf. nota 13. 53 Cf. nota 12. 54 Cf. nota 14.

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