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asimismo suficiente esto para constituir al infiel en esa infidelidad que es pecado, antes incluso de la recepción de la fe? La respuesta es negativa. La razón está en que el idólatra piensa en la existencia de muchos dioses, error suficiente para destruir la fe una vez recibi­ da y, a pesar de ello, no peca de infidelidad. Peca ciertamente con­ tra la razón natural y el culto natural debido a Dios, pero no peca entonces por oponerse a la fe cristiana. De la misma nada ha oído todavía 40. En el mismo pecado incurrirá ciertamente también aquel que no quiere recibir esa fe, pese a ser inclinado interiormente por Dios con insistencia en orden a su aceptación. Se verifica entonces en el mismo lo referido de los impíos cuando dijeron a Dios que se apartara de ellos, ya que no querían la ciencia de sus caminos41. ¿Basta entonces el conocimiento implícito de la verdad de que Dios es justificador para alcanzar la justificación? Báñez matiza al respecto que el auxilio divino que el hombre necesita no es sufi­ ciente para semejante fin. Es preciso además que Dios se proponga (expresamente) al hombre como quien justifica. El conocimiento explícito de esta verdad es algo que supera las fuerzas de la natura­ leza. Además, ha de tenerse en cuenta a este respecto que el hom­ bre posee cierto pecado original, quedando entonces incapacitado para recibirlo todo mediante la facultad de la naturaleza 42. Cierta­ mente, Dios puede inclinar mediante el auxilio sobrenatural la voluntad del hombre al bien. Es capaz de hacerlo, primeramente, sin proponer objeto alguno sobrenatural al entendimiento, inclinan­ do entonces la voluntad con una ayuda extraordinaria en orden a que la misma tienda naturalmente al bien conocido por ella desde la naturaleza. A ello se debe precisamente que algunos teólogos lle­ garan a opinar falsamente en el pasado y dijeran que el hombre puede justificarse principalmente cuando llega al uso de razón; pero debe decirse también que retractaron más tarde en sus escritos semejante opinión. La misma es peligrosa. Báñez la encuentra inclu­ so errónea. Puede hacer esto Dios, en segundo lugar, mediante la ayuda al hombre con la proposición también intelectual de algún objeto sobrenatural, inclinándole entonces a que crea, ya sea EL PECADO DE INFIDELIDAD. SU RELACIÓN CON LA CONVERSIÓN... 83 40 Cf. nota 20. 41 Cf. nota 15. 42 Cf. nota 9.

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