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42 FELIPE F. RAMOS descripción detallada de lo creado por Dios en los días cuarto y quin­ to (Gén 1, 14-25). Todo aquello que ha llamado la atención del hom­ bre y ha podido invitarle a su adoración, como ocurrió en los pue­ blos circundantes de Israel, ha sido creado por Dios. La familiarización de Dios con el hombre debe hacerse compa­ tible —al abordar el tema del Dios antropomorfo— con la gran sobriedad del AT a la hora de ofrecernos una representación inge­ nua y pueril de la corporeidad humana de Dios. Más aún. En las pocas ocasiones en que aparece así se subraya con absoluta clari­ dad la inmerecida confianza que ha concedido al hombre, por un lado, y la absoluta trascendencia frente a su mundo, por otro. En una valoración negativa de los sueños se les considera más como extraños que como característicos de Israel. Serían una especie de escenificaciones de las creencias y de la anecdótica popular. El AT ofrece un apoyo más bien escaso a la idea de que los sueños sean un medio oficial de comunicación divina. La misma pluma les considera, sin embargo, como medios de revelación en el NT (Mt 1-2; 27, 19). En el libro de los Hechos de los Apóstoles se habla cuatro veces de las visiones de Pablo (Hch 16, 9; 18, 9; 23, 11; 27, 23ss.)25. Es difícil establecer la diferencia entre los sueños narrados en el NT y los que hemos tomado del AT, entre otros muchos de los que hemos prescindido. ¿Son escenificaciones? A ellas recurre la Biblia al utilizar distintos géneros literarios. El Dios supramundano puede acercarse y comunicarse al hombre por estos medios. El hecho de que los sueños necesiten interpretación significa que su sentido es inasequible a la ciencia y al arte humanos. Incluso los instrumentos utilizados por Dios para su interpretación se hallan sometidos a su acción reveladora, no se hallan al alcance del hom­ bre (Gén 40, 8: «Hemos tenido un sueño, y no hay quien lo inter­ prete. Díjoles José: ‘¿No es de Dios la interpretación de los sueños? Contádmelo, si queréis’». En la misma línea podría leerse la interpre­ tación que hace José de los sueños del faraón, Gén 41, 16.39. Daniel pide a sus compañeros que acudan al Señor para que les revele el verdadero sentido del sueño de Nabucodonosor, Dn 2, 17. Y en la misma línea se hallan todos los sueños mencionados del NT). 25 J. L. M cK enzie, «Sogno», en Dizionario Biblico.

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