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38 FELIPE F. RAMOS El Dios furioso en la tormenta lo es como imagen de esta reali­ dad. De este modo Yahvé es presentado como Señor de la naturale­ za (a la que manda manifestar toda su fuerza arrolladora) y de la his­ toria que él quiere dirigir conforme a su plan salvador. Esto exige acentuar su control de la naturaleza. En este control Dios se mani­ fiesta simultáneamente como el Dios de la alianza. De este modo acentúa dos pensamientos fundamentales: el temor impuesto a los enemigos de su pueblo y las exigencias morales que Israel está obli­ gado a cumplir para seguir siendo «su pueblo». Ambos pensamientos se hallan puestos de relieve en la visión de Elias (IRe 19, 8-14) 24. La fidelidad en el servicio a Dios incluye las desventuras que el hombre debe sufrir. Dios es un pedagogo de los de la antigua usan­ za: «la letra con sangre entra»: «Hijo mío, si te das al servicio de Dios, prepara tu ánimo a la tentación. Ten recto corazón y soporta con paciencia y no te impacientes al tiempo del infortunio. Adhiérete a Él y no te separes, para que tengas buen éxito en tus postrimerías. Recibe todo cuanto Él manda sobre ti y ten buen ánimo en las vici­ situdes de la prueba. Pues el oro se prueba en el fuego y los hom­ bres gratos a Dios, en el crisol de la tribulación. Confíate a Él y te acogerá, endereza tus caminos y espera en Él» (Eclo 2, 1-6). Lo dicho sobre las manifestaciones de Dios en la naturaleza es también aplicable a su furor desatado en la guerra. Los aspec­ tos violentos se hallan moderados, al menos de alguna manera, por los pasajes en los que se pone de relieve la bondad universal de Dios, que no establece distinciones (Ez 20, 44); en la condena­ ción abierta de la violencia (Gén 2, 7; Sal 104, 29-30: donde se prohíbe el homicidio, que sería un atentado contra Dios); el prin­ cipio de la equivalencia en la conducta del mal por el mal se pone en cuarentena en Ez 18; la voz profética es antiviolenta, a pesar de evocar frecuentemente como mejor el tiempo pasado; la prohi­ bición de la violencia se extiende al terreno sexual (Éx 22, 15-16) y al secuestro (Éx 21, 16). La violencia y el furor de Yahvé se hallan compensados median­ te otros principios que deben ser tenidos en cuenta: la justicia como horizonte. La violencia se halla contrapesada por la justicia. Aquélla 24 J. L. M cK enzie, «Teofania», en Dizionario Biblico, pp. 984-985.

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