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DIOS A IMAGEN DEL HOMBRE 9 Y encontrará la garantía de ello al descubrir la propia importancia que Dios le reconoce, ya que se digna visitarlo y se preocupa de él. Incluso sentirá placer al saber que su conducta moral se halla exigi­ da no por leyes implacables que le son impuestas desde fuera sin justificación convincente, sino como obediencia a Aquel cuyos hechos de justicia y de gracia demuestran al hombre aquello que debe hacer porque es lo verdaderamente bueno. Es Dios quien así lo quiere y lo demuestra como una exigencia impuesta por la obe­ diencia de la fe. Ésta es la trayectoria marcada por la historia de Dios con el hombre, iniciada en los tiempos de Abrahán y que llega a su culminación en la plenitud de los tiempos con Cristo (Gál 4, 4). Un filósofo judío afirma que la Biblia no es la teología del hom­ bre, sino la antropología de Dios l. La expresión pone de relieve que la Biblia posibilita al hombre su propio conocimiento y lo que se le pide a la luz de los hechos de Dios; que no se preocupa de profundizar en la naturaleza de Dios (el ser en sí mismo o la des­ cripción de sus atributos). No obstante, así como la persona huma­ na descubre ciertos rasgos o características en su relación con los demás, así también Dios, en su relación con el hombre, establece la base para la comprensión teológica de su ser y de sus característi­ cas en cuanto conocidas en el desarrollo de la alianza. La historia bíblica es teología. Pero también es poesía. Y de gran calidad. A veces se remonta a alturas tan elevadas que nos parece estar en la contemplación de la naturaleza que nos descri­ ben nuestros físicos cuando toman como punto de partida el big bang y nos hablan del Muro de Planck, que establece la frontera más allá de la cual se halla el misterio absoluto. I. EL DIOS ANTROPOMORFO La presencia de Dios en medio de su pueblo es el hilo con­ ductor que atraviesa toda la historia de Israel. Nos referimos al AT en su totalidad. Su convicción fundamental se halla sintetizada 1 La cita ha sido tomada de B. W. A n derson del artículo «God, OT view of», en The Interpreter’s Dictionary o f the Bible, p. 424. La imprecisión obedece a que el articulista la ha ofrecido así.

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