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30 FELIPE F. RAMOS Yahvé (un sucedáneo de Dios) en llama de fuego de en medio de una zarza...» (Éx 3, 2ss.). Desde el momento en el que la aparición del fuego se unió a la experiencia visionaria en la que el profeta experimentaba su inter na superación por Dios en el juicio y en la renovación, el fuego, lo mismo que sus acompañantes, la tormenta y el terremoto, se fue imponiendo el significado simbólico de la entrada de Dios en la his toria y en la vida individual, mientras que se iba retirando su fun ción de visualizar realmente al Dios invisible. Este cambio se expone con toda claridad en el encuentro de Elias con Dios en el Horeb. Desde su observatorio, Elias llegó a la conclusión de que Yahvé no estaba ni en la tempestad de aire, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino en un ligero y blando susu rro... (IRe 19, 8-14), que es el símbolo bien significativo de Alguien que te habla desde la cercanía más próxima. El hombre oye la voz de Dios no desde la majestuosidad impresionante de la naturaleza desatada, sino desde la intimidad invisible a donde llega su palabra y donde es acogida mediante una audición inteli gible y creyente. IV. EL DIOS DE LA GUERRA La violencia divina la encontramos tan acentuada como su benevolencia. Dentro de la Biblia pueden encontrarse más de mil pasajes en los que Yahvé ordena expresamente matar a algunos hombres. El AT es uno de los libros más llenos de sangre de toda la literatura universal. La ira de Dios se enciende con facilidad; el cla rín de guerra suena constantemente como fondo de sus alocucio nes; infinidad de crueldades y violencia son presentadas como que ridas por Dios. Los israelitas se refugian en ellas y dan a su Dios, residente por entonces en el santuario de Silo, el nombre de Yahvé Sebaot. En el santuario de Silo —antes de la construcción del tem plo de Jerusalén— se custodiaba «el arca de la alianza de Yahvé Sebaot, que reside sobre los querubines» (1 Sam 4, 3ss.). • La inevitable confrontación entre los israelitas y los filisteos, originada por sus afanes expansionistas, se llevaba a cabo en los valles.
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