PS_NyG_2001v048n001p0007_0064

DIOS A IMAGEN DEL HOMBRE 23 za su nivel más elevado, descansando en Dios considerado como madre o como padre. El Único de quien los textos aducidos dan el testimonio adecuado es el que le presenta como Aquel que es ante­ rior y superior a Israel, en una alteridad incomparable14. La imaginería femenina y maternal únicamente puede ser capta­ da y descrita desde la experiencia honda de toda su belleza por una mujer que ha sentido vivencial y gozosamente todo este proceso, como lo ha hecho la señora Acebo. Ella puede hablar con autoridad de «Las entrañas gozosas de Dios», del «Dolor del parto», de «La crian­ za», de «Una madre fiel», de «La independencia del Hijo»15. En su des­ cripción se nota fácilmente la influencia de los textos bíblicos. Juan Pablo 11, en la Dives in misericordia, en la nota 52, dice algo importante en relación con esta denominación. Recoge y desa­ rrolla los dos términos más importantes utilizados en el AT para des­ cribir el amor y la misericordia de Dios. Nos interesa, sobre todo, lo que dice a propósito del segundo: «El segundo vocablo es rajamim. Éste tiene un aspecto del jesed. Mientras éste pone en evidencia los caracteres de la fidelidad hacia sí mismo y de la «responsabilidad del propio amor» (que son caracteres en cierto sentido masculinos), rajamim, ya en su raíz, denota el amor de la madre (= rejem, rega­ zo materno). Desde el vínculo más profundo y originario, mejor, desde la unidad que liga a la madre con el niño, brota una relación particular con él, un amor singular»l6. No estamos seguros, aunque lo creemos probable, que Juan Pablo II ya haya llamado a Dios «madre», ¿oralmente, en alguna catequesis? La forma más hermosa de terminar este apartado nos la brin­ dan nuestros dos místicos más cualificados: Teresa de Jesús y Juan de la Cruz: «Es de saber, que el alma, después que determinadamente se convierte a servir a Dios, ordinariamente la va Dios criando en 14 P. Trible, o . c ., p. 369. 15 I. G ómez A cebo , «Dios también es madre», en Dios Padre, Teología en Diá­ logo, Salamanca 1998, pp. 149-172. 16 F. F ernández R amos , «Padre nuestro que estás en los cielos», en Padrenues­ tro, Narcea, Madrid 1981, pp. 11-36. Reeditado en «Teología en Diálogo», Salamanca 1998, pp. 13-50.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz