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DIOS A IMAGEN DEL HOMBRE 17 pasivo (= rajum ) y gracioso. «Y pasando (se refiere a Moisés) delan­ te de él exclamó: ‘Yahvé, Yahvé, Dios misericordioso y clemente, rico en misericordia y fiel’» (= el rajum bejanu : son los dos atribu­ tos mayores de Dios en el AT; ver Éx 33, 19). Utilizado únicamente de la divinidad, rajum no es aplicado al padre que engendra sino a la madre que crea una vida, nutriéndola en su seno. Utilizado como parte de una frase hecha describe: • los h echos salvadores d e Dios en la historia: «Hizo memora­ bles sus maravillas. Yahvé es misericordioso y clemente» (Sal 111, 4). «No quisieron oír, no se acordaron de las maravillas que tú habías hecho por ellos; pensaron en elegir caudillo para volverse a la servi­ dumbre. Pero tú eres Dios de perdones, clemente y piadoso, tardo a la ira y de mucha misericordia y no los abandonaste» (Neh 9, 17). • Las p e tic ion es p o r la lib e r a c ión : «Pero tú, oh Yahvé, eres misericordioso y clemente, magnánimo y de gran piedad y fideli­ dad» (Sal 86, 15). • La llam ad a a la p en iten cia : «Rasgad vuestros corazones, no vuestras vestiduras, y convertios a Yahvé, vuestro Dios, que es cle­ mente y misericordioso, tardo a la ira, grande en misericordia, y se arrepiente de castigar» (Jl 2, 13). «Y oró a Yahvé, diciendo: ‘¡Cómo, Yahvé! ¿No es lo que ya me decía yo, estando en mi tierra? Por eso, precaviéndome, quise huir a Tarsis, pues sabía que eres Dios cle­ mente y piadoso, tardo a la ira, de gran misericordia, y que te arre­ pientes del mal’» Qon 4, 2). • La p r o c lam a c ió n d el p e r d ó n inm erecid o : «Pero es miseri­ cordioso, y perdonaba la iniquidad, y no los exterminó; antes refre­ nó muchas veces su ira y no dejó que se desfogara toda su cólera» (Sal 78, 38). «Es Yahvé piadoso y benigno, tardo a la ira, clementí­ simo» (Sal 103, 8). El término se enriqueció gracias a la ap o rta c ión p r o fè tic a . Oseas lo emplea dándole el doble sentido de atracción y rechazo: «Concibió ella de nuevo y parió una hija; y Yahvé dijo a Oseas: ‘Dale el nombre de Lo-Rujama (No más misericordia), porque ya no me compadeceré de la casa de Israel, no la perdonaré jamás. Pero ten­ dré misericordia de la casa de Judá, y los salvaré por Yahvé, Dios; no los salvaré con arco, ni con espada, ni con guerra, ni con caba­ llos y jinetes’» (Os 1, 6-7). «Decid, pues, a vuestro hermano Ammi

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