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DIOS A IMAGEN DEL HOMBRE En un principio los dioses fueron creados por el hombre. Desde la experiencia de sus carencias, de sus limitaciones esenciales, de la imposibilidad de resolver sus problemas de supervivencia y, sobre todo, desde el fenómeno constatable de la universalidad de la muer te, el hombre primitivo creyó en la existencia de fuerzas o poderes, de dioses, que les hiciesen llegar allí donde su mano les quedaba corta. Destaquemos en el recurso a estos poderes creativos el fenó meno de la muerte. El hombre primitivo no esperó a que los dioses le dijeran algo sobre la muerte; le bastó verla durante siglos para des cubrir que los muertos debían ser enterrados en forma fetal, porque la tierra es un seno maternal en el cual nacemos. El primer nacimien to se produce en el seno de nuestra madre, y el segundo, el definiti vo, es en el seno de la tierra, quemados o sepultados es igual. En la tierra, en ese momento, nos nace la vida. Los dioses nos nacen en la muerte. Han sido descubiertos en la muerte. El hombre descubrió la divinidad en cuanto descubrió la muer te. No la muerte como un fenómeno animal o biológico, sino la muerte como algo que llama poderosamente la atención. ¿Por qué los paleolíticos ponían el cadáver del abuelo de cuarenta años en el hoyo que hacían en la tierra, y lo colocaban fetalmente? ¿Es que el hombre estaba empezando a creer que la tierra es un seno mater no en el que, si se coloca un muerto fetalmente, nacerá a otra vida que no es ésta o a ésta de otra forma? Las más antiguas culturas, la del Fértil Creciente, la del Indo y la del Nilo, que recogen la prehistoria más conocida de nuestra civi lización escrita, heredaron la creencia en los dioses que habían sido creados por los hombres. La evolución de su inteligencia les llevó a invertir el orden de la afirmación sobre el particular: habían sido los dioses los que habían creado a los hombres. Pero tanto en el pri mer caso como en el segundo, los dioses aparecían inevitablemente «contaminados» por los rasgos de quienes les habían creado o por quienes habían sido creados. Nuestro interés va a estar centrado en la manifestación de Dios. Esto nos introduce de lleno tanto en el tema de su existencia tras-
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