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BARTOLOMÉ ARAGÓN: ÚLTIMO INTERLOCUTOR DE UNAMUNO 863 Al oír el rector lo del «Estado nuevo» corporativo y antiliberal, y las encendidas alabanzas a Italia, hechas tan a lo vivo por el joven fogoso, se enredaron en discusiones y terminaron muy enfadados. Pues aunque el rector estaba siendo muy crítico con la República y venía fustigándola con dureza, reclamando más amor a la inteligen­ cia y menos a la revolución ciega e instintiva, destructora, no deja­ ba por eso de ser cordialmente liberal y viejo muñidor de interna­ cionalismo y antimilitarismo 57. «Cuando reflexioné a solas — confesó, ya anciano, Aragón— me culpaba a mí mismo de lo impulsivo que yo era por aquellas décadas, pues cuando quería conocer a una persona de la categoría de Unamuno, lo primero que hacía era discutir con él»>. Lo malo era que no había posibilidad de seguir discutiendo. La clase le esperaba. Pero Unamuno quedó toca­ do, excitado positivamente por haber hallado en aquella sala de pro­ fesores de Derecho, así, de pronto, la perla de un discutidor joven, noble, sincero, libre..., que se atrevió con él sin faltarle... Varias veces más se vieron Aragón y Unamuno antes de aque­ llas vacaciones de verano y com ienzo de la guerra civil. La vez siguiente fue al poco tiempo del enfrentamiento inicial, todavía en invierno o a comienzos de la primavera. Sea por las cualidades de su carácter, sea por el interés y activa implicación que mostró siem­ pre por la marcha de la Escuela de Comercio, sea por ser entre sus catedráticos el único que era a la vez profesor de la Universidad, lo cierto es que aquélla, necesitada de espacio, «pues... teníamos muchos alumnos y no cabíamos en Puerta Tierra»58, le encargó ofi­ ciosamente gestionar ante el rector un nuevo edificio para el Cen­ tro, pues el que actualmente ocupaba (algunas dependencias de la situación española, y el segundo vituperó aquel régimen (cf. notas 16 y 55). Lo demás lo hemos sacado del libro que Aragón quiso mostrar a Unamuno aquel fin de año, y que sería con toda probabilidad, junto con otros asuntos allí trata­ dos, materia de charla entre ellos en las contadas ocasiones que se vieron a lo largo de 1936. Cf. B. A ragón , o . c . en n. 6 , sobre todo pp. 93-101. 57 Entre las numerosísimas citas que podemos traer a colación, quedémonos con una en que Unamuno expresa su rechazo al artículo 26 de la constitución republicana, y lo hace por ser un artículo, según él, «antiliberal y anticultural» (OC, VII, 1117). 58 Se refiere al edificio salmantino conocido como «Casa de la Tierra», situado en la Plaza de los Sexmeros, sede desde 1918 de la Cámara Oficial de Comercio e Indus­ tria de Salamanca. Aquí tuvo su primera sede la Escuela Profesional de Comercio.

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