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828 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ lectura espiritual de la realidad y la conciencia del pecado del hom­ bre. Por ello, también para este autor, el hombre desde su propia realidad, aun la de esclavitud, puede ser enteramente libre, ya que «es más vil y vergonzoso que cualquier esclavo quien sólo sabe rodearse de farsa»121. 2.2.5. San Basilio Magno También para san Basilio Magno el centro de atención está en apartarse del yugo del pecado. Todos los hombres son iguales por su naturaleza. La vida en servidumbre es una realidad impuesta por prác­ ticas humanas, por el abuso de unos sobre los otros. La libertad del cristiano no tiene nada que ver con su estado concreto, ya sea de hombre libre o de siervo. Ésta es mucho más espiritual y profunda, trascendiendo los parámetros y categorías humanas. «Ni esclavo —dicen— ni señor, sino libre. ¡Maravillosa estupi­ dez y miserable audacia de quienes así hablan! ¿Qué habré de llo­ rar más: su ignorancia o su blasfemia? Gentes que deshonran la doctrina acerca de Dios con enseñanzas de hombres y se empe­ ñan en trasladar a la naturaleza divina e inefable una costumbre terrena, por la que hay diferencia de dignidades, y no caen en la cuenta que entre los hombres no hay nadie esclavo por naturale­ za. Y es así que los hombres hubieron de someterse al yugo de la servidumbre por opresión tiránica; por ejemplo, los prisioneros de guerra, o fueron reducidos a esclavitud por el hambre, como los egipcios respecto de Faraón, o por una disposición sabia y secreta, los hijos inferiores han sido a veces condenados por sus padres a servir a los más sensatos y mejores; cosa que un justo estimador de las cosas antes tendrá por beneficio que por conde­ nación» 122. 121 «Est enim quovis servo vilior et ignominiosior qui tantum circumfert fas­ tum»: Ibid. 122 «Neque servus, inquit, neque dominus, sed liber. O mirum stuporem, o miserandam audaciam ista loquentium! Quid amplius deplorem! Utrum inscitiam, an blasphemiam istorum? Qui quidem de Deo dogmata humanis exemplis dedecorant; ac hominum consuetudinem, per quam dispar est dignitatum excellentia, ad divinam et ineffabilem naturam accommodare nituntur: haud reputantes apud homines qui-

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