PS_NyG_2000v047n002p0779_0835
LA ESCLAVITUD EN EL MUNDO ANTIGUO 827 «Para esto hemos recibido de Dios manos y pies, para que no tuviéramos necesidad de siervos. No fue la necesidad la que intro dujo en el mundo la clase de los siervos, pues de otra manera hubiese sido creado con Adán también un esclavo, sino que la esclavitud es la pena del pecado y el precio de la desobediencia. Mas Cristo Jesús, con su venida, también disolvió este vínculo, “por que en Cristo Jesús no hay ni esclavo ni libre” (Gál 3, 28). Por lo cual no es necesario tener esclavos, y, si fuese necesario, bastaría uno sólo o como mucho dos. ¿Por qué quieren para sí los ricos un enjambre de esclavos? Como los que venden ovejas o trafican con los cuerpos, así andan y se pasean los ricos en los baños y por el foro. Aunque no sea ello estricta justicia, ten un segundo esclavo; mas si juntas un gran número, no digas que lo haces por motivos de filantropía, sino para servir a tus deleites. Si tú lo haces verdaderamente buscando favorecerles, no ocupes a ninguno en tu servicio, sino que, des pués de haberlos comprado y enseñado un oficio, para que pue dan ganarse su sustento, dales la libertad. Mas cuando les azotas con el látigo y les atas en la cárcel, no es ciertamente obra de humanidad la tuya. Sé bien que todo esto molesta a los que me escuchan, pero qué debo hacer. Éste es mi cometido, y no cesaré de advertiros estas cosas, obtenga o no algún resultado» 12°. Como se puede ver, la argumentación manejada por san Juan, sin perder su fuerte carácter de condena, no deja de lado los ele mentos espirituales propios y característicos de la patrística; v. gr., la 120 «Propterea enim dedit nobis Deus et manus et pedes, ne opus haberemus famulis. Neque enim eo, quod esset opus, introductum fuit genus famulorum; nam alioqui cum Adamo creatus fuisset famulus; sed est poena peccati et muleta inobe- dientiae. Christus autem cum advenisset, hoc quoque solvit: Nam in Christo Jesu non est servus neque liber (Gâl 3, 28). Quamobrem non est necesse habere servum: si autem necesse est, unum, aut plurimum duos. Quid sibi volunt examina ministrorum? Nam sicut qui vendunt oves et qui corpora cauponantur; ita in balneo, ita in foro pro- cedunt et obeunt divites. Sed summo iure non ago: sit tibi etiam secundus minister: si autem multos congregas, non hoc gacis benignitatis et humanitatis causa, sed tuis ser- viens deliciis. Nam si hoc facis eorum curam gerens, in tuo ministerio neminem occu pes, sed cum emeris et artes docueris ut sibi sufficiant ad victum parandum, eos manu- mitte. Cum autem flagris caedas, cum in vincula coniicias, non est utique opus hoc humanitatis. Et scio quidem me esse molestum auditoribus: sed quid agam? In hoc positus sum, neque cessabo haec dicere, sive quid profecero sive no*»: Ibid.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz