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LA ESCLAVITUD EN EL MUNDO ANTIGUO 819 y sobre todo reptil que repta sobre la tierra” (Gn 1, 26). Quiso que el animal racional, hecho a su imagen, dominara a los irra­ cionales, no el hombre al hombre, sino el hombre a la bestia. De aquí que los primeros justos fueran constituidos en pastores de ganados más bien que en reyes de hombres. De este modo tam­ bién daba a entender Dios qué pide el orden de las criaturas y qué exige el precio del pecado. En efecto, la condición de servi­ dumbre fue impuesta justamente al pecador. En las Sagradas Escri­ turas nunca vemos empleada la palabra “esclavo”, antes que el justo Noé castigara con ese nombre el pecado de su hijo. Luego mereció nombre la culpa, no la naturaleza»1H. Para san Agustín la condición es rotunda: la esclavitud no es un impedimento para llevar una vida auténtica según los criterios del Señor. Uno puede ser libre aun viéndose oprimido por la escla­ vitud de un amo. Su auténtica libertad no podrá ser coartada por nadie. La separación del ordenamiento civil de la vida espiritual, lejos de convertirse en una dicotomía, se transforma en una auténti­ ca posibilidad de crecimiento y maduración interior. Que, tarde o temprano, provocará cambios en la vida social. El precepto del amor, una vez más aparece como elemento transformador y pro­ ductor de sentido ante una práctica que parece alejada de cualquier horizonte de sentido. «El Señor supremo dice: “Todo el que comete pecado es esclavo del pecado” ( J n 8, 34), y por eso muchos hombres reli­ giosos sirven a señores inicuos, pero no libres, “porque cada cual es esclavo de quien triunfó sobre él” (2 Pe 2, 19). En verdad, es preferible ser esclavo de un hombre y no de una pasión, pues con tiranía cruelísima encadena los corazones de los mortales, 111 «Nam: dominetur, inquit, piscium maris et volatilium caeli et omnium repentium, quae repunt super terram. Rationalem factum ad imaginem suam noluit nisi inrationabilibus dominari; non hominem homini, sed hominem pecori. Inde primi iusti pastores pecorum magis quam reges hominum constituti sunt, ut etiam sic insinuaret Deus, quid postulet ordo creaturarum, quid exigat meritum peccato- rum. Condicio quippe servitutis iure intellegitur imposita peccatori. Proinde nus- quam Scripturarum legimus servum, antequam hoc vocabulo Noe iustus peccatum filii vindicaret. Nomen itaque istud culpa meruit, non natura»: S an A gustìn , De Civi- tate Dei, lib. 19, c. 15 (PL 41, 643; CC SL 48, 313).

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