PS_NyG_2000v047n002p0779_0835

818 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ poner entre los hombres creando unas diferencias opresoras que se pretendan justificar desde el plan salvador de Dios. Con todo, el Hiponense no se aparta de la doctrina aristotélica, según la cual los más inteligentes deben descollar sobre los que lo son menos. San Agustín, como hombre de su tiempo, no puede renunciar a las categorías y concepciones propias: esto le lleva a referirse de una manera peculiar acerca de las mujeres, los hijos, los siervos...; en el fondo del problema se encuentra, una vez más, la constante agustiniana del pecado de origen. Así lo refleja también en el comentario al Heptateuco: «Hay un orden natural entre los hombres: que sirvan las muje­ res a los varones y los hijos a los padres, y el más pobre en inte­ ligencia al mejor dotado. Así, pues, respecto al poder y la sumi­ sión, es justicia evidente que los que sobresalen en inteligencia deben exceder a los demás en poder, lo cual se ve perturbado en este siglo por la iniquidad de los hombres o la diversidad de estir­ pes, pero, sin embargo, los justos, que soportan la perversidad de los tiempos, en el fin han de poseer la felicidad ordenadísima y sempiterna» no. La idea queda matizada en el libro 19 de la C iudad de Dios. San Agustín diferenciará claramente entre la culpa y la naturaleza. Será la primera la que deba ser castigada; por lo mismo, reparada. Teniendo esto presente, el orden natural permanece virginal y debe ser respetado el plan establecido por Dios. «“Esto prescribe el orden natural; así creó Dios al hombre. «Domine — dice— sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo Sic enim dictum est, cum crearetur: faciamus hominem ad imaginem et similitudi- nem nostram ; et habeat potestatem piscium maris et volatilium caeli et omnium pecorum quae sunt super terram»: San Agustîn, Quaestionum in heptateuchum libre septem, 1, 153 (PL 34, 589; CC SL 33, 270). 110 «Est etiam ordo naturalis in hominibus, ut serviant feminae viris et filii parentibus, quia et illic haec iustitia est, ut infirmior ratio serviat fortiori. Haec igitur in dominationibus et servitutibus clara iustitia est, ut qui excellunt ratione, excellant dominatione. Quod cum in hoc saeculo per iniquitatem hominum perturbatur vel per naturarum carnalium diversitatem, ferunt iusti temporalem perversitatem in fine habituri ordinatissimam et sempiternam felicitatem»: Ibid.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz