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812 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ «No mandarás con aspereza a tu esclavo ni a tu esclava, que esperan en el mismo Dios que tú, no sea que pierdan el temor de Dios, que está sobre unos y otros. Porque no viene el Señor a llamar con miramiento de personas sino a aquellos para quienes preparó su espíritu. Por vuestra parte, vosotros, esclavos, someteos a vuestros amos, como a imagen de Dios, con reverencia y temor» 93. Serán muchos los autores que se vayan uniendo a esta línea de acción, teniendo además presente que en la misma estructura eclesial existían esclavos. Los clérigos y sus instituciones poseían siervos, será a partir del siglo iv cuando se comienza a experi­ mentar una actitud liberadora también desde el campo canónico. Se inicia, en el concilio de Elvira, con la condena de los amos que provocan la muerte de sus esclavos. Ya con anterioridad, el papa Calixto, que había sido esclavo declarará válido el matrimo­ nio entre libres y esclavos 94. Todos estos acontecimientos influi­ rán en el C od ex T h e o d o s ia n u s 95, que toma medidas para prote­ ger la vida y derechos de los esclavos, facilitando ya su liberación en el seno de la Iglesia. En los siglos posteriores todos los conci­ lios provinciales tendrán en cuenta la suerte y derechos de los esclavos. Esto aparece también con bastante claridad en los con­ cilios españoles 9<s. La intención de los Padres es mostrar cómo se ha dado un giro total en la práctica social. Reflejo de ello es la tesis de Oríge­ nes, cuando afirma en su réplica contra Celso: «los siervos entien­ dan cómo por medio de la religión pueden volverse libres en la voluntad» 97. Con el amplio abanico temporal abarcado por la patrística se impone hacer ahora un acercamiento a una serie de autores que nos puedan arrojar más luz sobre los planteamientos propuestos. 93 Didajé, 4,10-11. 94 Cf. H ipó lito , Philosophoumena 9, lis; 10, 27 (PL 16.3, 3372s. 3440s.). 95 Cf. Codex Theodosianus, IX, 12, 1. 96 Así ocurre en el Concilio de Elvira, donde se castiga ad tempiis a los seño­ res que provocan la muerte de sus siervos. 97 O rígen es , Contra Celsum, lib. 3, § 54 (PG 11, 991).

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