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802 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ precepto del amor se convierte en la única norma de comporta­ miento realmente válido; ver al esclavo como hermano en Cristo: «Amos, obrad de la misma manera con ellos, dejando las ame­ nazas; teniendo presente que está en los cielos el Amo vuestro y de ellos, y que en él no hay acepción de personas» (Ef 6, 9). Es el ejemplo concreto propuesto por el apóstol de los gentiles a Filemón. Toda la sensibilidad de los cristianos queda fielmente reflejada en esta carta. Onésimo se ha fugado de la casa de su amo y, como suele suceder, le había robado. Pablo lo ha convertido a la fe 79, lo ha hecho su compañero de camino y lo devuelve ahora a su amo como un discípulo en el Señor Jesús. La mayor preocupa­ ción es que Filemón lo reciba caritativamente, «y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que, siéndolo mucho para mí, ¡cuánto más lo será para ti, no sólo como amo, sino también en el Señor!» (Flm 1, 16). Pablo, que está especialmente vinculado a la casa de Filemón, no le dice a éste cómo debe actuar. Es algo que ocurrirá por su propia dinámica en un segundo momento. Pablo está convencido de que Filemón, como auténtico discípulo del Maestro, no se contentará con cumplir lo que éste le pide sino que irá hasta las últimas consecuencias: declarar al esclavo como libre y que pase a formar parte de la familia, también con todos los derechos de ciudadano. De esta manera, el poder regenerador de la Buena Noticia se convierte en una realidad que, para Pablo, tiene sus propios medios y consecuencias. Su conversión le ha llevado a tener una confianza absoluta en el Señor; ya sólo importa el ser nueva criatura, porque «ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos voso­ tros sois uno en Cristo Jesús» (Gál 3, 28); «Porque nada cuenta ni la circuncisión, ni la incircuncisión, sino la creación nueva» (Gál 6, 15). Pablo tendrá también presente que la actitud de los esclavos no es algo que afecte únicamente al entorno comunitario o familiar en que se desenvuelve, sino que afecta a toda la vida social, por lo que los cristianos, que viven en persecución, deben evitar todo moti- 79 Cf. Flm 1, 10.

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