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776 JOSÉ MARÍA DE MIGUEL amorosa del Hijo por nuestra salvación y, junto con ella, la de toda la Iglesia. Por eso, todo lo demás que hacemos, si es según Dios y para su mayor gloria y alabanza, tiene que brotar de aquí y conducir aquí: la Eucaristía es el centro y corazón de la Iglesia, de todos su miembros y actividades, en ella Cristo renueva ininte­ rrumpidamente la gran alabanza al Padre en el Espíritu Santo, que es la obra de la redención 72. En la homilía pronunciada por Juan Pablo II en la celebración de la ‘Statio Orbis’ de clausura del XLVII Congreso Eucarístico Internacional, el Congreso del Gran Jubileo, se resume bien la grandeza del misterio eucarístico: «Es la Euca­ ristía don infinito de amor: bajo los signos del pan y del vino reco­ nocemos y adoramos el único y perfecto sacrificio de Cristo, ofre­ cido por nuestra salvación y por la de la Humanidad entera. La Eucaristía es realmente ‘el misterio que resume todas las maravi­ llas que Dios ha realizado por nuestra salvación’» (Santo Tomás de Aquino) 73. La grandeza y centralidad de este admirable sacramento y sagrado banquete, en el que recibimos a Cristo, hacemos memo­ ria de su pasión, la mente se llena de gracia y se nos da en pren­ da la vida futura 74, tenemos que destacarlas siempre, pero espe­ cialmente en el Año Jubilar, pues, ¿cómo podríamos celebrar a Cristo y dar gracias al Padre, bajo el impulso del Espíritu, por el 72 «Con razón se ha visto en este carácter de la cena del Señor como memo­ rial laudatorio la figura básica de la celebración de la eucaristía... La acción de gra­ cias como figura fundamental de la eucaristía significa que el primer sentido de la celebración eucarística es el cultus divinus, la glorificación, veneración, la alabanza y el elogio de Dios en el recuerdo de sus grandes acciones. Este aspecto cultual- latréutico resulta cada día más difícil en nuestra sociedad, centrada en sus necesida­ des humanas y en la satisfacción de las mismas. Tal vez radique aquí el verdadero motivo de la crisis de la liturgia y de la difundida incapacidad litúrgica» (W . K asper , Teología e Iglesia, Herder, Barcelona 1989, el último capítulo: «Unidad y pluralidad de aspectos de la eucaristía. Sobre la discusión actual acerca de la figura y sentido básicos de la eucaristía», aquí pp. 427-430). 73 En Ecclesia n. 3003 (1-7-2000), p. 27 [10391. 74 Antífona O Sacrum convivium, del Magníficat, en las segundas vísperas del Corpus Christi; cf. SC 47. J. L ópez M artín , «La Eucaristía, sacramento de salvación esca- tológica», en Semanas de Estudios Trinitarios. XXIV. Eucaristía y Trinidad, Secretaria­ do Trinitario, Salamanca 1990, 217-263. Últimamente, D. B o r o bio , Eucaristía, BAC, Madrid 2000, especialmente «La Eucaristía, prenda de vida eterna» (375-385).

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