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TRINIDAD Y EUCARISTÍA EN EL AÑO JUBILAR 775 Una y otra vez los textos conciliares subrayan la íntima rela­ ción entre salvación del hombre y glorificación de Dios: ¡cuanta más salvación, más gloria! Y como la plena y perfecta salvación nos la alcanzó Cristo en la cruz, aquí se da también la perfecta glorificación del Padre, el reconocimiento pleno de su grandeza y amor. Ahora bien, aquella obra de reconciliación que Cristo realizó en su misterio pascual quiso que permaneciera activa y eficaz a lo largo del tiempo ‘ ha sta su v u e lta ’ ( ICor 11, 26). Ciertamente, hemos sido salvados «gracias a la ob la ción d e una vez p a r a siem ­ p r e d e l cu erpo d e Jesu cristo» (Heb 10, 10). Por este único sacrifi­ cio, Jesucristo «ha llevado a la p e r fe c c ión p a r a siempre a los s an ­ tificados» (Heb 10, 14). No hay más sacrificios, no hay más oblación por los pecados: la ofrenda del Hijo en la cruz nos alcan­ zó la perfecta reconciliación con Dios. Pero para que este sacrifi­ cio no cayera en el olvido, para que la obra de nuestra salvación no fuese nunca silenciada ni ignorada, «el S eñor Jesús, la n o ch e en qu e f u e en tregado, tomó p a n y después d e d a r g r a c ia s lo p a r ­ tió y d ijo: 1Ésto es m i cuerpo, qu e se d a p o r vosotros; h a c e d esto en r ecu e rd o m ío... Pues c a d a v ez q u e com éis este p a n y b eb éis este c á liz an u n c iá is la muerte d el Señor hasta qu e v en g a ’» (ICor 11 , 23 - 26 ). Es el memorial perpetuo de la obra redentora de Cristo lo que la Iglesia celebra en la Eucaristía. Aquí se actualiza, se hace presen­ te para nosotros aquella «obra tan grande por la que Dios es perfec­ tamente glorificado y los hombres santificados» (SC 7). En la Euca­ ristía se concentra y resume todo lo que Cristo hizo por nosotros en cumplimiento de la voluntad salvífica del Padre: «nos redimió con su obediencia» (LG 3). El hombre santificado, redimido por la sangre preciosa de Cristo, puede dar gloria a Dios. Así lo afirma la liturgia: «Esta ofrenda (el sacrificio eucarístico) nos reconcilia contigo de modo perfecto y... encierra la plenitud del culto que el hombre puede tributarte»71. Nada más grande para nosotros que la Eucaristía; nada más agradable para Dios, que reconoce en ella la ofrenda 71 Oración sobre las ofrendas , en la misa de Navidad; cf. SC 5.

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