PS_NyG_2000v047n002p0731_0777

734 JOSÉ MARÍA DE MIGUEL importante después de la Creación del mundo: el N acim iento d e Jesucristo, el Hijo d e Dios, el Redentor de los hombres. Al celebrar el año 2000 no podemos perder de vista que nos estamos refiriendo a esa fecha decisiva de la Historia en la que el Hijo de Dios se hizo uno de nosotros, «se h izo carne» (Jn 1, 14), como crudamente dice san Juan para subrayar la enorme, inmensa, infinita condescendencia de Dios para con nosotros. Nuestros mayores solían referirse, en el cómputo de los años y de los siglos, al misterio de la Encarnación del Señor; eran «años del Señor», es decir, «años d e gracia» que Dios nos regaló con el naci­ miento de Cristo. Por eso se contaban los años y los siglos «antes» o «después» de Cristo 4. Hoy, sin embargo, en algunos ambientes se pretende borrar por completo la referencia al acontecimiento que está en el origen de nuestra era: el nacimiento de Cristo. Y así se empieza a hablar de la «Era común» para referirse a la Era cristiana. Se quiere eliminar a Cristo como punto de referencia del cómputo del tiempo. De este modo, a la secularización del mundo, es decir, al intento de explicar el universo como fruto de una explosión ori­ ginal, conocida como «big-bang», poniendo entre paréntesis o negando el testimonio bíblico que habla de creación del mundo por Dios, ahora se quiere secularizar también el tiempo y, con él, la his­ toria, eliminando toda referencia religiosa en el cómputo y datación de los hechos registrados por la memoria de la Humanidad. Si hasta hace poco se decía con toda naturalidad «antes» o «después» de Cris­ to, poniendo precisamente a Cristo en el centro del tiempo, como Aquel que lo ha salvado y sanado desde dentro 5, ahora comienza a oírse cada vez con mayor frecuencia «antes» o «después» de la «Era común», para evitar nombrar a Cristo, y, desterrado Cristo del tiem­ po, borrar su memoria de la historia. Ahora bien, como estos intentos de erradicar la memoria de Cristo, de su Nacimiento como el acontecimiento decisivo y deter- 4 «Es significativo que el cómputo del transcurso de los años se haga casi en todas partes a partir de la venida de Cristo al mundo, la cual se convierte así en el centro del calendario más utilizado hoy» (TMA n. 15). 5 -Cristo es el Señor del tiempo, su principio y su cumplimiento; cada año, cada día y cada momento son abarcados por su Encarnación y Resurrección» (TMA n. 10).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz