PS_NyG_2000v047n002p0731_0777

TRINIDAD Y EUCARISTÍA EN EL AÑO JUBILAR 767 que nos hace hijos de Dios: pues hemos recibido «no un espíritu de esclavitud, p a r a recaer en el temor, sino un espíritu d e hijos adopti­ vos, qu e nos h a c e clamar: Padre. Y si somos hijos, también herede­ ros, herederos d e Dios y coherederos con Cristo» (Rom 8, 15-17). Siguiendo fielmente el encargo que Jesús dejó a sus discípulos antes de ascender al cielo, «en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19) fuimos bautizados, y como nos enseña el Catecismo, «por la gracia del bautismo... somos llamados a participar en la vida de la bienaventurada Trinidad, aquí abajo en la oscuridad de la fe y, después de la muerte, en la luz eterna» (n. 265). En el nombre de la Stma. Trinidad empezamos la Eucaristía y la termina­ mos; la Iglesia nos perdona los pecados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Todo lo que somos, todo lo que cree­ mos, todos los bienes que recibimos nos vienen del Padre por medio del Hijo en el Espíritu Santo. «Por su parte, la Iglesia, unida a su Señor y ‘bajo la acción del Espíritu Santo’, bendice al Padre ‘por su don inefable’ mediante la adoración, la alabanza y la acción de gracias» (CCE n. 1083). Éste es el misterio adorable de la Santísima Trinidad, el misterio del Dios único en tres Personas distintas54. Éste es el mis­ terio de Dios que Jesús nos reveló y que nosotros aceptamos y ado­ ramos en la f e 55. Pero si Dios es así, comun ión d e personas, si es intercambio de amor entre el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo 56, nosotros, que confesamos y adoramos a este Dios, que hemos sido creados a su imagen y semejanza y hemos sido introducidos en su 54 «Que con tu único Hijo y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor; no una sola Persona, sino tres Personas en una sola naturaleza... De modo que, al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos tres Personas dis­ tintas, de única naturaleza e iguales en su dignidad» (Prefacio de la Santísima Trini­ dad). Cf. CCE nn. 253-256. 55 La oración colecta de la fiesta de la Santísima Trinidad expresa claramente el carácter revelado de este Misterio: «Dios, Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra de la verdad y el Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio...». 56 «La perichoresis intratrinitaria se muestra también, como todo el misterio del Dios uno y trino, en la economía: la actuación del Hijo y del Espíritu, en el cumpli­ miento del designio del Padre, se realiza en profunda unidad, desde la encarnación de Cristo por obra del Espíritu Santo, hasta la resurrección por obra del Padre, en la que no está tampoco ausente la intervención del Espíritu Santo» (cf. Rom 1, 4; 8,11) (L . F. L a d a ria , o . c ., 276).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz