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756 JOSÉ MARÍA DE MIGUEL tianismo, son muchos los que han dado testimonio de la fe con sufri­ mientos a menudo heroicos. Cuántos cristianos, en todos los conti­ nentes, a lo largo del siglo xx, han pagado su amor a Cristo derra­ mando también la sangre» 28. Y, sin embargo, fuerzas poderosas intentan sepultar en el olvido el testimonio de los mártires29: en unas regiones se quiere echar una pesada losa sobre los mártires de los campos de concentración nazis; en otras, no se quiere oír hablar de los mártires de la persecución comunista. Nombrar ésta es poner el dedo en la llaga, porque una enorme corriente de intelectuales y sim­ patizantes de izquierda apoyó hasta el final, hasta la caída del Muro de Berlín, a la cruel e inhumana dictadura comunista. Y esa pernicio­ sa corriente de pseudointelectuales permanece hoy todavía intacta y activa, sin haber realizado el menor gesto de retractación por su infa­ me colaboracionismo ideológico con la maquinaria de la represión y de la muerte, son los que a través de poderosos e influyentes medios de comunicación ensucian la memoria de las víctimas y piden su total silenciamiento. Bien distinto es, sin embargo, el clamor del Papa: "Es un testi­ monio que no hay que olvidar. Es preciso que las Iglesias locales hagan todo lo posible po r no perder el recuerdo de quienes han sufrido el martirio» (TMA 37). Y en la bula jubilar vuelve a recalcar la misma idea: «¡Que no se olvide su testimonio! Ellos son los que Han anunciado el Evangelio dando su vida por amor. El mártir, sobre todo en nuestros días, es signo de ese amor más grande que com­ pendia cualquier otro valor» (IM 13). La Iglesia primitiva fue muy celosa en recoger, conservar y transmitir la memoria de sus márti­ res; sobre ella levantaba sus iglesias y altares, y con ella fue crecien­ do y extendiéndose, porque «la sangre de los mártires es semilla de cristianos»30. Recordar a los mártires es un revulsivo para la renova­ ción de las comunidades cristianas, de las familias religiosas, de la Iglesia. Frente a la apatía, la cobardía y la resignación a los criterios 28 En Ecclesia n. 2997 (20-5-2000), 26 [774]. 29 Cf. S. P ié -N inot , «L os mártires: un testimonio que es preciso no olvidar», en AA.W., Tertio Millennio Adveniente. Comentario teológico-pastoral..., 179-193. 30 «Sanguinis martyrum, semen christianorum»: T er t u lia n o , Apologeticum 50, 13: CCL I, 171; cf. TMA 37; «Homilía en la conmemoración ecuménica de los testigos de la fe del siglo xx (7-5-2000)-, en Ecclesia n. 2997 (20-5-2000).

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