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TRINIDAD Y EUCARISTÍA EN EL AÑO JUBILAR 753 modo de filantropía, que ayuda pero dejando las cosas como están; es la caridad hecha justicia so c ia l26 y compromiso por la erradica ción de toda forma de explotación y esclavitud. El Papa se refiere en este con texto a las «formas de esclavitud nuevas y más sutiles que las conocidas en el pasado», con el agravante de una difusión planetaria, de modo que «la libertad continúa siendo para demasia das personas una palabra vacía de contenido» (ib.). Ciertamente, hay que denunciar la represión política con su pesada carga de vio laciones de los derechos humanos llevada a cabo por regímenes totalitarios o dictatoriales; pero también se debe denunciar la falta de libertad religiosa, que a veces se traduce en persecución y mar- ginación de los que siguen un credo diferente al oficial, derecho éste sistemáticamente vulnerado por los países islámicos, con Ara bia Saudita a la cabeza. Pero las nuevas esclavitudes, de las que hay que liberar en el Año Jubilar, tienen otros nombres: son las drogas, es la pornografía, es el culto al ídolo del dinero, de la moda, de la fama o de la patria, es la violencia hasta el asesinato. Esclavitudes son también los fanatismos de cualquier tipo, religioso, ideológico o político. En el Año Jubilar la manumisión de los esclavos era el signo del señorío de Dios; también tendría que serlo hoy en el ancho mapamundi de las esclavitudes físicas y morales: la gloria de la Tri nidad es la liberación de los cautivos 27. Pero también en el Año Jubilar se condonaban las deudas que oprimían a los pobres y no les permitía levantar cabeza y vivir en libertad. Por eso pide el Papa a la comunidad internacional un gesto 26 Cf. CCE nn. 1928-1942: La justicia social; nn. 2419-2449: la doctrina social de la Iglesia, la actividad económica y la justicia social, justicia social y solidaridad entre las naciones, el amor a los pobres. Además las encíclicas de J uan P ablo II Laborem exercens (14-9-1981), Sollicitu- do rei socialis (30-12-1987), Centesimus annus (1-5-1991). 27 Cf. «Mensaje de Juan Pablo II para el Jubileo en las cárceles (24-6-2000)», en Ecclesia n. 3005 (15-7-2000): «Aunque la condición carcelaria tiene a veces el riesgo de despersonalizar al individuo, privándolo de tantas posibilidades, de expresarse a sí mismo públicamente, todos han de recordar que delante de Dios no es así: el Jubileo es el tiempo de la persona, el tiempo en el cual cada uno es él mismo delan te de Dios, a su imagen y semejanza. Y cada uno está llamado a acelerar su paso hacia la salvación y progresar en el descubrimiento gradual de la verdad sobre Sí mismo» (n. 3).
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