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732 JOSÉ MARÍA DE MIGUEL año jubilar es 4a glorificación de la Trinidad, de la que todo proce de y a la que todo se dirige, en el mundo y en la historia» (TMA 55), el modo mejor de realizar este objetivo es a través de la Eucaristía, es decir, a través de Cristo mismo, pues «en el signo del Pan y del Vino consagrados, Jesucristo resucitado y glorificado... manifiesta la continuidad de su Encarnación. Permanece vivo y verdadero en medio de nosotros para alimentar a los creyentes con su Cuerpo y con su Sangre» (IM 11). Planteadas así las cosas, el contenido de este trabajo girará en torno a las tres palabras del título: Año Jubilar con sus signos prin cipales, Trinidad y Eucaristía. 1. SENTIDO Y CONTENIDO DEL AÑO JUBILAR Seguramente no se nos ha borrado de la memoria la enorme parafernalia que se organizó a nivel mundial con ocasión de la cele bración del Año Nuevo 2000 desde que amaneció el sol en el extre mo oriente hasta que se puso en el extremo occidente. Una moviliza ción semejante de los medios de comunicación de todo el mundo no se había conocido; nadie quiso perderse la cita del amanecer del año 2000 por todos los lugares de la Tierra. No es que el tiempo por sí mismo haya sufrido ninguna alteración al penetrar la barrera del 2000; todo sigue igual: el sol continúa levantándose y poniéndose como siempre, ajeno por completo a nuestro calendario. Pero no vivimos sólo del cómputo relojero de segundos, minutos, horas, días, sema nas, meses y años. Junto al discurrir astronómico del tiempo, que el hombre puede registrar y medir en la sucesión de los días, en el cam bio de estaciones y en la posición de los astros, está su componente simbólica, que afecta a la vida, a la manera de mirar el pasado, vivir el presente y encarar el futuro. ¡Cómo pasa el tiempo!, decimos, y nos estremecemos, porque notamos la brevedad de la vida, el tiempo que se nos escurre entre las manos. El paso de un milenio no acontece todos los años, ni todos los siglos, sino / cada mil años! Esta conside ración nos invita a elevar la mirada más allá del tiempo que pasa, y ción realizada por Él- (J u an P ablo II, Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente 1= TMA], n. 32, BAC, Madrid 1994).
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