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TRINIDAD Y EUCARISTÍA EN EL AÑO JUBILAR «Los añ o s d e p rep a ra ción a l Ju b ileo han estado ded icados a la Santísima Trinidad: p o r Cristo [1997], en el Espíritu Santo [1998], a Dios P ad re [1999]. El misterio d e la Trinidad es origen del cam in o de f e y su término último, cu an do a l fin a l nuestros ojos contempla­ rán eternam ente el rostro d e Dios. Al celebrar la Encarnación , tene­ mos la m ir ad a f i j a en el m isterio d e la Trinidad» (IM 3). Así se expresa el papa Juan Pablo en la bula Incarnation is mysterium (29- 11-1998) 1 con la que convocaba a la Iglesia al Gran Jubileo del 2000 aniversario del Nacimiento de Nuestro Señor. La Encarnación, que es el misterio del Verbo de Dios hecho hombre, continúa en el tiempo a través del misterio de la Eucaristía, presencia viva y personal de Cristo glorioso y de su sacrificio redentor en medio de nosotros 2. Durante su vida mortal, Jesús fue el glorificador del Padre, el que nos ha revelado la gloria del Padre, con su perfecta obediencia a su voluntad salvífica en favor nuestro; así lo confesó él mismo en la oración de la Última Cena: «Padre, y o te b e g lorificado en la tierra, llevando a c a b o la obra qu e me en com endaste realizar» (Jn 17, 4). La gloria de Dios es la salvación del hombre, porque el Padre se complace en el bien de sus hijos, cuando alcanzan la meta para la que han sido creados. De modo que Jesús glorifica al Padre realizan­ do la obra de nuestra redención. Pero como esta obra se actualiza incesantemente en la celebración de la Eucaristía, Cristo sigue dando gloria al Padre «cuantas veces se celebra en el altar el sacrificio de la cruz» (LG 3). Por eso, la Eucaristía aparece como el alma de las cele­ braciones del Año Santo, y del año litúrgico, que en ella tienen su centro y corazón. Porque ¿de qué otro modo podríamos nosotros corresponder como es debido al regalo que el Padre nos ha hecho en la entrega de su Hijo y en el don del Espíritu, que es justamente lo que conmemoramos en el Gran Jubileo? 3 Si el sentido y fin del 1 Incarnationis mysterium [= IM], en Ecclesia n. 2923 (12-12-1998). 2 «La Eucaristía nos permite acoger más concretamente el significado y el valor de la Encarnación... La Eucaristía confiere una nueva realidad a la Encarnación» (C omité para el J ubileo del A ño 2000, Eucaristía, Sacramento de vida nueva, BAC, Madrid 1999, 19.20). 3 «El Jubileo del Año 2000 quiere ser una gran plegaria de alabanza y de acción de gracias sobre todo por el don de la Encarnación del Hijo de Dios y de la Reden-

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