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LA TEOLOGÍA FRANCISCANA DEL SOBRENATURAL 691 1. N aturaleza y G racia en la controversia san A gustín - pelagianos Dentro de la teología occidental, la primera reflexión detenida e interesante sobre las relaciones entre la naturaleza y la Gracia la encontramos en la polémica del obispo de Hipona con los pelagia- nos, en las primeras décadas del siglo v. Obviamente con las limita­ ciones que las circunstancias religiosas, culturales e históricas en general imponían a una reflexión teológica sin duda audaz y origi­ nal para aquella época, pero que no podía menos de reflejar las oscilaciones propias de toda obra primeriza 2. San Agustín, profundizando el pensamiento de san Pablo, defien­ de con firmeza la gratuidad, libertad, el dominio absoluto con que la Gracia realiza la salvación del hombre, desde su primer inicio hasta su consumación. En consecuencia, con no menor energía hubo de pro­ clamar la insuficiencia soteriológica del hombre como correlato inelu­ dible de la gratuidad y dominio absoluto de la Gracia. Por su parte, los pelagianos, desde su amplio y fuerte humanismo cristiano, defen­ dían la integridad y dignidad de la naturaleza (dignitas naturae con- ditae) creada por Dios a su imagen y semejanza (Gn 1, 26-27). El Dios creador bueno y generoso no podía menos de dotar al hombre de una naturaleza sana, íntegra, con potencia y virtualidad (possibilitas) para cumplir todo el bien que se requiera en orden a conseguir el fin al que Dios le había destinado: la vida eterna. Agustín no niega esta bondad y posibilidades reales de la natu­ raleza humana, recién salida de las manos del Creador. Incluso las sublima al hacer suya la frondosa teología de Adán de la tradición anterior. Pero, añade, esta naturaleza buena e íntegra fue corrompi­ da, viciada por el inmenso, inconmensurable pecado de Adán, en quien toda la naturaleza humana ha pecado, ha sido viciada. Por eso, la naturaleza humana, tal como ahora existe (prout nunc est), la que conocemos por la historia de salvación (y de perdición) y por la experiencia cotidiana, está viciada, corrompida y, por ende, 2 Alfred V a n n est e , «Nature et grâce dans la théologie de saint Augustin», en Nature et grâce dans la théologie occidentale, Leuven 1996, pp. 21-48. Análisis muy matizado. En él, y en relación al giro que damos a nuestro estudio, puede apreciar­ se la dependencia interna que la doctrina agustiniana de la gracia mantiene con su teoría sobre el pecado original.

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