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712 ALEJANDRO DE VILLALMONTE 3 . UN DESEO NATURAL, ¿NO PUEDE QUEDAR FRUSTRADO? Ya hemos encontrado este principio de la filosofía aristotélica en boca de los «filósofos» con quienes dialoga Duns Escoto. Hemos oído su respuesta y la de santo Tomás, que también conoce la obje ción y le da una solución similar a la escotista. A pesar de ello Caye tano la recupera y él sus seguidores hacen de este principio el argu mento letal, definitivo contra la enseñanza escotista del deseo natural de ver/amar a Dios. Sin embargo, tal principio aristotélico (y cayetanista) no posee evidencia inmediata, necesita varias precisiones para optar a ser con vincente. Es indispensable añadir que el deseo ‘natural’ no puede fallar universal y necesariamente en cada uno de los poseedores: han de cumplirse al menos en algunos de ellos. En el caso, alguno/s hom bres necesariamente conseguirán llegar a la visión beatífica. Hecho que excluiría la gratuidad y libertad de Dios al concederla17. Los condicionamientos señalados anulan la rigidez metafísica de tal principio. Porque si tal deseo puede fallar en algunos, no habrá repugnancia metafísica en que falle en todos. La debilidad del principio aristotélico/cayetanista está en que, al parecer, en toda la cuestión consideran al espíritu humano sede del deseo, como si fuese una ‘naturaleza’ y realidad física, que tiende hacia otra realidad del mundo físico. Aristóteles enuncia tal principio hablando de la atracción y tendencia naturales de los astros. Pero este deseo natural de ver a Dios pertenece a la estructura esencial, metafísica de un ser que es espíritu; identificado con la naturaleza de un ser personal, consciente y libre. Por tanto, en su realización concreta, histórica, en el plano de la existencia, semejante deseo ha de estar sujeto a las leyes específicas de un ser libre, personal en sus relaciones con otros seres personales del universo. En el intercambio y juego de libertades puede darse que el deseo falle universalmente, pero no será ‘necesariamente’, pues el fallo depende de la actuación 17 En el mencionado principio puden sintetizarse las dificultades que Cayeta no y sus seguidores propone contra la teoría escotista del deseo natural de ver a Dios: no salvagarda la gratuidad. Ver Juan A lfa r o , L o natural y lo sobrenatural. Estudio histórico desde santo Tomás hasta Cayetano (1274 -1534), Madrid 1952, espec. 91-129.
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