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710 ALEJANDRO DE VILLALMONTE fru strarse (desiderium n a tu ra e nequ it esse inane). Todo ser debe tener en sí el dinamismo propio, el poder interno para conquistar la perfección hacia la que siente tendencia natural. Como teólo­ go, insiste en el peligro seguro de que tal deseo ‘natural’ de la visión beatífica comprometa la gratuidad plena de la misma. Para Cayetano la naturaleza humana respecto al Sobrenatural no posee más que una mera no-repugnancia, una actitud exclusivamente pasiva/receptiva de la acción de la Gracia. La cual vence la neu­ tralidad e indiferencia del espíritu humano mediante su omnipo­ tencia y dominio absoluto, que, contando con la obediencia crea- tural del ser finito, puede realizar en él todo lo que no implique repugnancia metafísica. Con posterioridad a Escoto han aparecido otros teólogos que se oponen a la teoría del deseo natural de ver a Dios en forma más radical y enérgica que Cayetano. Los teólogos p ro testan tes, como consecuencia de su doctrina sobre, el pecado original, hablan de la corrupción radical/permanente de la naturaleza huma­ na. Su corazón está retorcido y en vez de amar a Dios se ama a sí mismo. A Lutero le irritaba la frase del Areopagita de que «la natu ­ ra lez a p e rm an e c e íntegra después d el p e c a d o original» (n atu ralia m an en t in tegra). Axioma que habían aceptado básicamente los grandes escolásticos santo Tomás y Duns Escoto. Obviamente, resulta intolerable para el Reformador que se hable de un deseo y amor natural a Dios. Volvemos a hablar sobre esto más abajo. Las opiniones de los teólogos sobre el deseo natural de amar a Dios podemos tipificarlas en esta forma: — Para Lutero la posición del hombre natural ante Dios es de repugnancia absoluta a amar a Dios. El hombre está dominado por el egoísmo radical. Se encuentra en una posición fuertemente dia­ léctica, expresada en lenguaje religioso como oposición entre el Dios ‘S an to’ y el hombre ‘p e c a d o r ’ radical. — Cayetano, y sus seguidores en este punto, califican la posi­ ción de la naturaleza ante el Sobrenatural como neutra, indiferente, meramente pasiva, de no repugnancia. — Duns Escoto, en su defensa del amor y deseo natural, ónti- co de Dios, ve a la naturaleza en abertura positiva, de tendencia y apetición de la vida divina.

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