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LA TEOLOGÍA FRANCISCANA DEL SOBRENATURAL 709 Los «filósofos» contemporáneos nuestros (de orientación marxis- ta o liberal) son humanistas más radicales que los del Medievo. Han realizado un giro total y absorbentemente antropocéntrico en el modo de valorar la realidad objetiva y la realidad cultural. Proclaman con seguridad y énfasis que, para el hombre, la única realidad sus tantiva es el hombre mismo. Y la única grandeza digna del hombre es la que el hombre puede conquistar por su propio esfuerzo indivi dual y comunitario. Todo lo demás es meterle al hombre en un pro ceso de enajenación, alienación, deshumanización de sí mismo. El discurso escotiano de que existe un deseo natural de ver a Dios inserto en lo más hondo del ser humano, sumo, perenne e inextin guible, el padre de todo desear humano, no podrá menos de resul tar estridente para un humanista radical. El deseo del Infinito, de Dios, sea a nivel metafísico, sea a nivel del fenómeno histórico cul tural, lo interpretarán ellos con síntoma de la radical alienación en la que todavía se encuentra inmersa la especie «hombre». Será llegar al paroxismo de la indignidad humana, como insinuaban los filósofos medievales. Ante la propuesta del teólogo Duns Escoto la única pos tura que este humanismo juzga digna del hombre es la de Prometeo encadenado. Quien, según el mito, no quiere la libertad si ella le ha de venir como donación de Zeus 15. En esta situación histórico-cultural, la proclamación escotiana de que la tesis del deseo natural de ver a Dios no envilece sino que exalta al máximo la dignidad del ser humano, tiene para estos hom bres un mero valor testimonial. En todo caso, existe un punto de encuentro, de diálogo inevitable y tal vez no demasiado lejano: la pregunta por el sentido último de la vida humana sobre la tierra. Y la oferta que frente a la sabiduría de los filósofos presenta la sabi duría cristiana de mano de J. Duns Escoto. La opinión de otros teólogos. El teólogo católico cardenal Cayetano es conocido por su oposición frontal, repensada a la tesis escotista del deseo natural de ver a Dios. La ataca desde doble perspectiva: como pensador rígidamente aristotélico le pare ce evidente la fuerza de este axioma: un deseo natural no puede en el dinamismo de la voluntad según J. Duns Escoto», en Regnum Dei et Regnum Hominis, Act. Congres. Scot. Internat., Romae 1978, espec. 82-83. 15 A. de V illalm o nte , art. cit., 83.
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