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664 MONTSE BARTOLOMÉ LUISES e indistinto y no es un espacio finito fragmentado por el mundo sublunar y mundo supraceleste, en los cuales convienen movimientos establecidos por la categoría de la ubicación. En el universo bruniano no hay diferencias de espacios y de lugares y el movimiento es una propiedad armónica de los cuerpos, porque es, fundamentalmente, su manifestación vital. Incluso la unidad divina, como alma del uni verso, no sólo es la causa infinita de todo lo móvil-vital, sino tam bién, en cuanto es causa negativa, es la más veloz infinitamente. Hay una estrecha relación entre el movimiento, el espacio y el tiempo. En primer lugar, si la totalidad corporal permaneciera en reposo, entonces nada sería susceptible de medida temporal. En segundo lugar, la definición del tiempo se infiere de lo que es el espacio y el lugar: Nosotros, por el contrario, que identificamos el lugar con el espacio, afirmamos que fuera de este mundo hay un espacio semejante al que contiene este mundo, en el que no menos pue den estar contenidos este mundo y otro. Por tanto, dignamente, concebimos la materia, la forma y toda cosa que vemos según el mismo género y según la misma especie. El lugar reclama los cuerpos localizados. Donde están los cuerpos localizados, allí está también la duración de las cosas. Esto es el tiempo 102. El espacio, entendido como continente de los cuerpos es el lugar en el que se produce el transcurrir de dichos cuerpos el lugar donde acontece el tiempo. En tercer lugar, el tiempo es medida accidental del movimiento y éste es, por sí mismo, medida del tiempo103; desde 102 Giordano B ru n o , o . c ., I, 2, liber VII, p. 257: «Nos vero qui spacium dici- mus esse locum, dicimus extra hunc mundum esse spacium simile spacio hunc mun- dum continenti, in quo nihilominus iste mundus et alius possit contineri. Ideoque ibi intelligimus et materiam et formam et digne omnia qualia videmus heic secun- dum idem genus atque species. Locus enim quaerit locata. Ubi locata sunt et rerum duratio est. Ipsa est tempus». 103 Acerca de la división del tiempo, de acuerdo con los movimientos que existen en el universo, sus implicaciones en las acciones y en los caracteres huma nos y las influencias de los aspectos planetarios (sextil o treinta grados, cuadratura o noventa grados, trígono o ciento veinte grados y oposición o ciento ochenta grados) en las cualidades humanas, véase Giordano B runo , «De rerum principiis, elementis et causis», cit., III, pp. 536-549.
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