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662 MONTSE BARTOLOMÉ LUISES de las tendencias o apetitos que intrínsecamente posee cada uno de los cuerpos del universo. Infinitas tierras e infinitos soles se mueven en el espacio infini­ to, dentro del cual circulan las distintas partículas cósmicas y el aire o éter universal, que tienen un movimiento de difusión y contrac­ ción, necesario para la animación de toda la materia del universo91. Las distancias existentes entre los distintos cuerpos celestes que están ubicados en el espacio etéreo y homogéneo, propio de un universo infinito, dependen de los intereses vitales de dichos cuer­ pos, gracias a lo cual, guardan, unos con respecto a los otros, cier­ tos intervalos armónicos, que posibilitan el movimiento de todos ellos 92. La distancia entre un cuerpo y otro es finita, de suerte que, cualquier cuerpo, por su gravedad, se mueve, de modo finito, hacia abajo y hacia el cuerpo más cercano y connatural a él 93. Por eso: «cuando una parte de la tierra o del sol se mueve, no se propone alcanzar el infinito, sino lo finito y el límite» 94. Lo que está arriba y lo que está abajo 95, lo que es grave y lo que es leve, lo que está quieto y lo que se mueve, existen en un aquí y en un ahora, pero no en la eternidad e inmensidad del universo inmóvil. En el espacio inmenso no existe diferencia entre lo alto y lo bajo, derecha e izquierda 96. La existencia de realidades contrarias es susceptible de coordenadas espacio-temporales, pero el principio de los contrarios, como núcleo esencial de la constitución del universo, no está some­ tido ni al espacio ni al tiempo. La unidad continua, que es el espacio infinito, está constituida por puntos móviles indivisibles; esta continuidad no puede ser divisi­ ble en el infinito o espacio, puesto que la continuidad espacial es por sí misma y no por los accidentes y contingencias que suceden en ella: 91 Cf. Giordano B runo , «De l’infinito, universo e mondi», cit., p. 431. 92 Cf. Giordano B runo , «La Cena de le Ceneri», cit., p. 143. 93 Cf. Giordano B runo , «De l’infinito, universo e mondi», cit., p. 411. 94 Giordano B ru n o , o . c ., p. 412: «quando parte di terra o di sole si move, non si propone infinito, ma finito e termine». 95 Acerca de la determinación de lo que está arriba y de lo que está abajo, véase A ristóteles , Acerca del cielo, cit., libro II, cap. 2, 284b-286a, pp. 126-130; Físi­ ca, cit., libro IV, cap. 4, 212a, pp. 240-241; Metafísica, cit., libro XI, cap. 10, 1066a- 1067a, pp. 176-183. 96 Cf. Giordano B ru n o , o . c ., p. 517.

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