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EL FRANCISCANISIMO EN LA TRAYECTORIA.. 617 Rivera, parece conveniente situar al menos algunos de los rasgos fundamentales que lo caracterizan. De nuevo iluminan lo que poda­ mos ir diciendo estas palabras suyas: «Esta mi obra, tan en línea con mis preocupaciones cultura­ les, la he considerado preludio de lo que yo debía decir de san Francisco. Mi convivencia con él por más de medio siglo me ha incitado a acercarme a lo más íntimo de su alma. Y ante ella me he preguntado por sus vivencias primarias *n. ¿Cuáles son las claves contenidas en esas vivencias?, ¿qué nos está queriendo decir con ellas el profesor Rivera?, ¿qué grado de conexión puede establecerse entre su franciscanismo y otras líneas fundamentales de su pensamiento? A primera vista, lo que se plan­ tea con esos interrogantes podría parecer una empresa arriesgada. Y de hecho lo es. Sin embargo, a través de un examen atento de sus trabajos no resulta difícil descubrir aspectos que se destacan con luz propia, aunque hayan sido analizados más extensamente por él en artículos de temática distinta al franciscanismo. Constituyen una filigrana con la que quedan maravillosamente engarzadas las tesis cruciales de su pensamiento. Son varios, a mi modo de ver, los rasgos que merecen ser des­ tacados. Muchos de ellos han sido reconocidos y tratados, aunque sea someramente, por diferentes estudiosos de la obra del P. Rivera, y si bien es cierto que aparecían larvados en su tesis doctoral no lo es menos que éstos han ido siendo matizados por él a lo largo del tiempo. En este trabajo, y dada su naturaleza, me limitaré a comen­ tar brevemente las tres líneas de su pensamiento que considero real­ mente importantes por su relación con el franciscanismo y el énfa­ sis que en ellas puso el P. Enrique: el amor-ágape; la categoría del «encuentro» y la conciencia filial. Un análisis en profundidad nos mostraría, además, la extensión de estas ramas en el contexto gene­ ral de su obra; pero ello requeriría un espacio del que aquí se ado­ lece. Por otro lado, son temas que inciden directamente en el aspec­ to vivencial. 11 E. R ivera, en Anthropos, Suplemento, o. c., p. 63-