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616 ISABEL ORELLANA VILCHES Todo ello nos permite afirmar que, a la postre, este francisca- nismo constituye un aspecto nuclear de su pensamiento, que extien­ de sus brazos a manera de raíces que configuran la totalidad del mismo. Y es que no podemos olvidar que en su «autopercepción intelectual», en lo que él propio autor señaló como su tercera etapa, una etapa abierta desde 1970, en ese «otoño de su intensa vida inte­ lectual», época a la que dedicó su esfuerzo para «dar forma definiti­ va» a su pensamiento cristiano, una de las líneas de trabajo que apa­ recen consignadas son las ya mencionadas «Vivencias primarias del alma de san Francisco», juzgando de «máxima significación para la filosofía, la teología y la mística» la aplicación a las mismas del méto­ do fenomenológico 8. Y es que el interés cultural por el franciscanis- mo, según afirmó él mismo, aparece vinculado a la filosofía de la historia para proseguir abarcando otros muchos aspectos 9. Por tanto, hay que decir que esta característica tan cercana y peculiar del franciscanismo profesado por el P. Enrique, que brota de una convicción íntima y al mismo tiempo se extiende e introdu­ ce en otras líneas de su pensamiento, deja este trabajo abierto a la referencia permanente y alternativa de la incidencia e interconexión de ambos aspectos, existenciales e intelectuales. Los textos irán mar­ cando la pauta de nuestra investigación y nos darán las claves inter­ pretativas. Hay que añadir también que el examen de su pensamiento nos permite adentrarnos en la mística franciscana y en ésta, como Rive­ ra mismo advierte, no se puede ver «una minusvaloración del rigor del pensamiento»10. 2. RASGOS PRINCIPALES DEL IDEAL FRANCISCANO DESDE LA PERSPECTIVA DE E. RIVERA Según lo expresado anteriormente, y dada la importancia del franciscanismo para la vida y el desarrollo del pensamiento de E. 8 E. R ivera , «Autobiografía intelectual», en Anthropos, o. c., p. 67. 9 E. R ivera , «Mis textos preferidos», en Anthropos, Suplemento, o. c., p. 6 3 . 10 E. R ivera , «Autobiografía intelectual», en Anthropos, o. c., p. 24.