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EL FRANCISCANISIMO EN LA TRAYECTORIA.. 613 ca por vez primera a la bibliografía que la contiene, detecta de inme­ diato la existencia de un número importante de publicaciones dedica­ das al franciscanismo, comparativamente mayores que las dirigidas a otra clase de temas. Si nos centramos ahora en la influencia personal que el francis­ canismo ha tenido en la existencia del profesor Rivera nos servirían para dejarla definitivamente establecida los valiosos datos que ofre­ ce el trabajo de Bernardino de Armellada. Este profesor, compañero y buen conocedor del P. Enrique, de quien fue alumno y a quien consideró maestro en la interpretación de su franciscanismo, ha des­ tacado el «fluir hondo» en la existencia de Rivera del ideal de san Francisco a través de dos líneas bien definidas: como san to y como fig u r a histórica, haciendo notar en qué medida se hizo presente el espíritu franciscano desde temprana edad en la vida del P. Enrique, quien en esa época llegó a aprenderse de memoria no sólo la Regla escrita por san Francisco, sino también la obra de H. Felder, Los id e­ a le s d e S an F r a n c is c o 2. El P. Armellada ha puesto de manifiesto, igualmente, el entusiasmo con el que el profesor Rivera ha sabido transmitir en las aulas y paraninfos de diferentes universidades, como profundo conocedor y ferviente seguidor, su gran admiración por la espiritualidad franciscana, acrecentada al paso de los años. Podríamos cerrar este aspecto que aquí nos ocupa con este importante testimonio, que no tendría por qué ponerse en duda, y que constituye un dato de incalculable valor para cualquier estudio­ so del tema. Sin embargo, hay que decir que contamos con la pro­ pia «voz» del profesor Rivera, la cual subraya poderosamente el alcance que el franciscanismo tuvo en su vida y ratifica, al tiempo, el sentir de Armellada: «La personalidad de san Francisco ha acom pañ ado mi vida d ia ria desde mi noviciado , añ o 1928-29 (la cursiva es mía). Durante el mismo aprendí, al pie de la letra, los doce capítulos de su Regla , vigente hoy, junto con su Testamento Espiritual... 2 B. de A rm ellada , «El franciscanismo del profesor Enrique Rivera», Anthropos, 122/123 (1981) 106. El mismo P. Enrique dice que este libro ha sido el •vademecum de su vivencia cristiana«. Juzgue, entonces, el lector la trascendencia de esta obra. Cf. Anthropos, o. c., p. 40.

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