PS_NyG_2000v047n002p0611_0631
612 ISABEL ORELLANA VILCHES miento propio, si por tal ha de entenderse una tesis mayor que da origen a una escuela. Sin embargo, sí aparecen de manera perma nente en sus escritos una serie de rasgos que fueron importante motivo de preocupación y que son los que quizá reflejan una parti cular sintonía existencial con ellos. A la par, estos aspectos configu ran un pensamiento que, todo hay que decirlo, cuando se extrae de sus trabajos en ningún caso puede considerarse de orden menor. No es la línea de investigación que me he propuesto seguir en este artículo, pero queda abierta para otros ulteriores. 1. SINTONÍA INTELECTUAL Y VITAL DEL PROFESOR RIVERA CON EL IDEAL FRANCISCANO Tras esta digresión debo decir que fue él mismo, poco antes de su traslado a Madrid, al lugar que sería su última morada antes de su tránsito hacia el Padre, quien me dio la pista a seguir, ya que, ante la oferta por mi parte de realizar el presente estudio «sobre su pen sa miento», me sugirió la lectura de una de sus últimas publicaciones: «Ascenso vivencial de san Francisco: desde su respuesta a la llamada del crucifijo de san Damián hasta su convivencia filial con el Padre » 1. Con su indicación, de alguna forma él mismo estaba subrayando en qué medida venía siendo importante en su vida y trayectoria intelec tual el ideal franciscano que acogiera ya en su juventud. Pues bien, un examen minucioso de este formidable trabajo, y la lectura de los numerosos artículos que ha dedicado al santo de Asís, pone de mani fiesto que este último artículo mencionado constituye una especie de corolario que recoge, con brillo nuevo, los aspectos destacados una y otra vez en otros anteriores. La línea de su investigación le permite subrayar, igualmente, su ya antigua afinidad con las tesis de autores como: san Buenaventura, san Agustín, Escoto, santo Tomás, san Juan de la Cruz, Blondel, Laín Entralgo..., que aparecen reflejados, con desigual significación en la totalidad de su obra, junto a Miguel de Unamuno, Ortega, Zubiri, Hegel y una galería interminable de auto res de distinta posición. Hay que decir al respecto que, en lo que concierne a la producción del profesor Rivera, cuando alguien se acer- 1 Cf. E. R ivera , Laurentianum, 40 (1999) fa se s. 1-2.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz