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EL FRANCISCANISIMO EN LA TRAYECTORIA. 627 Pero si este tema de la filiación divina ha sido tratado por Rivera en numerosas ocasiones, como lo prueban sus escritos, es en su tra­ bajo «Ascenso vivencial de san Francisco: Desde su respuesta a la lla­ mada del crucifijo de san Damián hasta su convivencia filial con el Padre»39 donde aparece reflejado con una hondura y rigor poco comu­ nes. Sin duda, se trata de un trabajo de creación; una aportación con­ veniente toda vez que, como el mismo autor ha señalado, no ha habi­ do una unanimidad en este aspecto tan importante en los estudiosos de san Francisco cuando se han planteado la primacía del cristocen- trismo o del teocentrismo en su vida. De la misma forma, no se ha interpretado adecuadamente el contenido del Himno del Hermano Sol al minusvalorar el alcance de la vivencia de Francisco, que él experi­ menta desde la Paternidad divina y no desde una concepción panteís- ta naturalista propia de quien destaca un mero aspecto de la «difusión cósmica». De lo que se trata es de «donación y gracia de la Persona divina del Padre, que se dona eternamente a su Hijo y temporalmente a todas sus criaturas». En una palabra, que Francisco pone de mani­ fiesto en qué medida vive esta presencia de la paternidad en toda ere- atura» 40. Precisamente en esta paternidad es donde han de contem­ plarse los «dos lados de la medalla mística de Francisco: el reverso de su despego de lo terreno y el anverso de su mirada hacia lo eterno»41. Rivera ha señalado con meridiana claridad las tres líneas capitales que rubrican el estilo propio de la vivencia filial del santo que sufre, por así decir, una transformación a lo largo de su existencia, marcan­ do una experiencia sustancialmente distinta que se manifiesta en dos momentos concretos de la misma. La primera se produce ante el Cris­ to de san Damián y la segunda aparece inserta en su Officium Passio- nis , que es donde se refleja la relación tierna y filial de Cristo con su Padre. Esta circunstancia pone de manifiesto la distancia que separa a ese Francisco que se dirige a un Dios Omnipotente a quien debe obe­ diencia del otro que mantiene abierta y claramente un coloquio filial 39 Cf. E. R iv era , «Ascenso vivencial de san Francisco desde su respuesta a lla­ mada del crucifijo de san Damián hasta su convivencia filial con el Padre», o. c., pp. 257-288. 40 E. R iv era , «La secularización actual y la visión franciscana de la presencia de Dios en el mundo», o. c., p. 135. 41 E. R iv era , ibid.

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