PS_NyG_2000v047n002p0573_0609

LA ENCÍCLICA FIDES ET RATIO DE JUAN PABLO II. 599 Podemos también afirmar que la mentalidad positivista o cien- tificista está falsificando a la misma ciencia al conferirle un puesto y una misión que no le competen. Viene muy al caso recordar aquí y ahora las certeras palabras pronunciadas por Karl Popper en la Uni­ versidad Complutense de Madrid, afirmando que «sostener la infali­ bilidad de la ciencia es creencia infundada, moda estúpida en la que nos hemos dormido»17. En último término la materia misma sigue siendo un enigma incluso para la ciencia. 4. P ragm atism o. Es rechazado por considerar válido sólo lo ventajoso, lo útil y lo que acepta la mayoría. «No menos peligro conlleva —escribe Juan Pablo II— el pragm atism o, actitud mental propia de quien, al hacer sus opciones, excluye el recurso a refle­ xiones teóricas o a valoraciones basadas en principios éticos. ... En particular se ha ido afirmando un concepto de democracia que no contempla la referencia a fundamentos de orden axiológico y por tanto inmutables. La admisibilidad o no de un determinado comportamiento se decide con el voto de la mayoría parlamenta­ ria» (n. 89). Para la mentalidad pragmática, la verdad es lo útil: el éxito, la eficacia, el beneficio. Lo verdadero consiste simplemente en aquello que es ventajoso, lo que decide la mayoría. El pragmatismo repre­ senta, pues, a una antropología sesgada y unilateral, ajena a los pro­ blemas serios del vivir humano y osando decidir sobre cuestiones axiológicas inmutables. Su brújula es la urgencia del presente bajo la impronta de la utilidad; todo es sometido a la medida de la razón instrumental. El ser humano, incapaz de buscar y encontrar la ver­ dad, termina convencido de que nada útil, rentable o ventajoso se sigue de contemplar verdades y sentidos últimos. 5. Nihilismo. Es rechazado por negar el sentido de la existen­ cia humana. «... la postura nihilista —afirma el Papa— rechaza todo fundamento a la vez que niega toda verdad objetiva. El nihilismo, aun antes de estar en contraste con las exigencias y los contenidos de la palabra de Dios, niega la humanidad del hombre y su misma identidad. En efecto, se ha de tener en cuenta que la negación del ser comporta inevitablemente la pérdida de contacto con la verdad 17 «ABC», Madrid 12-6-1998, p. 45.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz