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LA ENCÍCLICA FIDES ET RATIO DE JUAN PABLO II. 597 Los sistemas que Juan Pablo II considera inadecuados son los siguientes: 1. E clecticism o. Es rechazado por negarse a discernir la verdad del error. Desde un error metódico renuncia a un discernimiento crítico y echa mano de lenguajes, categorías, doctrinas de toda pro­ cedencia; admite acrítica y ciegamente lo que venga, tanto en la enseñanza, como en la investigación, en los argumentos, incluso en el lenguaje mismo, olvidando la matriz original de su filiación. «La primera [mentalidad o corriente] — escribe— es el eclecticism o, tér­ mino que designa la actitud de quien, en la investigación, en la enseñanza y en la argumentación, incluso teológica, suele adoptar ideas derivadas de diferentes filosofías, sin fijarse en su coherencia o conexión sistemática, ni en su contexto histórico. De este modo no es capaz de discernir la parte de verdad de un pensamiento de lo que pueda tener de erróneo o inadecuado» (n. 86). En nombre de una tolerancia sin límites la supuesta madurez de la Razón se descompone. Quizá la amenaza más extendida contra el pensamien­ to cristiano abierto y dialogante, mas nunca consentidor de cual­ quier aserción respecto a la verdad, no procede del ateísmo o anti­ teísmos convictos y confesos, sino de estas oleadas de religiosidad y de pensamiento blando que nos invaden y nos salpican. 2. H istoricismo. Es rechazado por negar la validez permanente de la verdad. «... niega la validez perenne de la verdad. Lo que era verdad en una época, sostiene el historicista, puede no serlo en otra» (n. 87). Encierra la vida humana en el actualismo y no ve sino rui­ nas en el pasado. La vida entera queda reducida a secundar metódi­ camente las directrices del espíritu de cada tiempo. La mentalidad historicista parece olvidar dos dimensiones nucleares de la vida humana: quien no sabe d e d ó n d e viene, difícilmente descubrirá a d ó n d e va; y además renuncia a la comprensión de nuestra constitu­ tiva dimensión histórica. Ésta, no la mentalidad historicista, recoge los pasos dados con anterioridad, para, lejos de enquistarse en ellos, saltar desde el grosor del presente hacia el futuro. La vida humana y la historia consisten en innovación, en continuidad cambiante y proyectiva. El impacto del historicismo afecta seriamente también al discurso teológico. «En la reflexión teológica — escribe el Papa— , el historicismo tiende a presentarse muchas veces bajo una forma de “modernismo”. Con la justa preocupación de actualizar la temática

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