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590 CEFERINO MARTÍNEZ SANTAMARIA exclusivo de la razón en la interpretación de la realidad, porque sólo concede valor cognoscitivo a la razón. Consiguientemente, racionalista es todo aquel que hace de la razón humana el canon y la medida de cuanto es o pueda ser. Ahora bien, otorgar a la razón humana esta condición absoluta es algo que está por demostrar. Es más, hay serios indicios de que la razón humana adolece de serias o graves limitaciones naturales o constitutivas respecto de la verdad absoluta de los seres. El creyente no es un racionalista, dado que admite la posibili­ dad de recibir informaciones de una instancia por encima de la experiencia humana. Pero su postura no puede ser tachada de irra­ cional, ya que es tan razonable como la contraria. 2. La filosofía puede convertirse en enemiga de la fe cuando identifica autonomía con autosuficiencia. 3. Por último, la filosofía puede convertirse en enemiga de la fe cuando identifica racional con absolutamente evidente. C a pítu lo VI. Interacción entre teología y filosofía En el capítulo 6.°, Juan Pablo II hace un repaso de las distintas ramas de la teología o disciplinas teológicas, señalando sus exigen­ cias en relación con el saber filosófico y las aportaciones que la filo­ sofía puede y debe hacerles. Aborda también, directamente, el pro­ blema de la relación con las diversas culturas, asunto especialmente conflictivo en Oriente y en África, y que en los últimos años suscita el debate teológico, particularmente en la India. «El Evangelio —escribe— no es contrario a una u otra cultura como si, entrando en contacto con ella, quisiera privarla de lo que le pertenece, obligándola a asumir formas extrínsecas no conformes a la misma. Al contrario, el mensaje que el creyente lleva al mundo y a las culturas es una forma real de liberación de los desórdenes introducidos por el pecado y, al mismo tiempo, una llamada a la verdad plena. En este encuentro, las culturas no sólo no se ven pri­ vadas de nada, sinó que, por el contrario, son animadas a abrirse a la novedad de la verdad evangélica, recibiendo incentivos para ulte­ riores desarrollos» (n. 71).

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