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584 CEFERINO MARTÍNEZ SANTAMARTA una razón fundamentada en la verdad para justificar la plena liber­ tad de sus actos. Con la Fides et ratio, Juan Pablo II intenta referirse a la verdad misma y a su fundamento respecto de la fe. Más incluso que una exigencia lo siente como un deber. «La filosofía —escribe— , que tiene la gran responsabilidad de formar el pensamiento y la cultura por medio de la llamada continua a la búsqueda de lo verdadero, debe recuperar con fuerza su vocación originaria. Por eso he senti­ do no sólo la exigencia sino también el deber de intervenir en este tema, para que la humanidad, en el umbral del tercer milenio de la era cristiana, tome conciencia cada vez más clara de los grandes recursos que le han sido dados y se comprometa con renovado ardor en llevar a cabo el plan de salvación en el cual está inmersa su historia» (n. 6). C a pítu lo I. La Revelación d e la Sabiduría de Dios El primer capítulo expresa la relación entre la revelación cristia­ na y el pensamiento humano. Introduce el tema de la revelación como conocimiento que Dios ofrece al hombre. Jesús revela al Padre. La revelación, al expresar el misterio, impulsa la razón a intuir unas razones que ella misma no puede pretender agotar sino sólo acoger. Este capítulo queda resumido en el siguiente párrafo: «La Reve­ lación introduce en la historia un punto de referencia del cual el hombre no puede prescindir, si quiere llegar a comprender el mis­ terio de su existencia; pero, por otra parte, este conocimiento remi­ te constantemente al misterio de Dios que la mente humana no puede agotar, sino sólo recibir y acoger en la fe. En estos dos pasos, la razón posee su propio espacio característico que le permite inda­ gar y comprender sin ser limitada por otra cosa que su finitud ante el misterio infinito de Dios» (n. 14). En la revelación se nos comunican verdades fuera del alcance de los sentidos, exigiendo a quien cree hacerse receptivo a «una ini­ ciativa totalmente gratuita que viene de Dios» (n. 7) y dar un paso decisivo para acoger una novedad radical: «Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios...; lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para redu-

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