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PRÓODOS Y AGAPE. EN DIONISIO AREOPAGITA 571 que lo retrotrae de ellas a sí mismo. Porque todo el bien que dis­ pensa a las cosas creadas, inmediatamente refleja y vuelve a Él mismo, ya que las arrastra a todas con su infinito poder a su ser, luz, bondad y hermosura. El amor divino carece de principio y de fin, como círculo sem­ piterno que se mueve a causa del bien, en el bien y al bien, con indeclinable movimiento, en lo mismo y según lo mismo, que siem­ pre anda, y permanece y vuelve 15. CONCLUSIÓN El amor (éros), bien se trate del divino, o del angélico, o del espiritual, o del animal, o del natural, se ha de entender que es una cierta fuerza o facultad que une y mezcla, y que, a no dudarlo, mueve a los superiores a la providencia de los inferiores; y a aque­ llos que son del mismo orden, a la comunicación mutua. Por últi­ mo, los inferiores se comunican también con los superiores 1<s. Este amor que, en cuanto don y comunicación, es alabado por los intér­ pretes de la Sagrada Escritura, puede ser traducido por «enamora­ miento» en el sentido místico de «unión extática» del alma con Dios y de Dios con el alma. Lejos del mal entendido amor (éros), que es caricatura del amor auténtico y es «egoísta» y «apasionado posesor» de lo amado. La explicitación o desarrollo de la Divinidad es próodos, cuyo movimiento circular es fruto de la bondad como causa formal, causa eficiente, causa ejemplar y causa final de todos los seres. Habitando Dios en una luz inaccesible, por el amor sale fuera de sí, y de este modo se «manifiesta», primero, por la creación; en segundo lugar, por la providencia y, después, por la encarnación y la iluminación, que justifica y salva. Termino estas reflexiones indicando las ideas de P. Lesio en referencia a Dionisio Areopagita 17. El amor de Dios es moción amatoria, porque el amor es una especie de moción 15 DNlUá . 16 DN 709a. 17 P. L esio , De las perfecciones divinas, lib. IX, c a p . II.

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