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560 MARÍA DEL CARMEN PAREDES MARTÍN la particularidad esencial de la sociedad civil, mediación que es lle­ vada a cabo por el sistema de la representación. El porvenir de los estados europeos depende de su capacidad para subordinar a los grupos particulares, tales como las sectas o los antiguos estamentos, bajo una autoridad superior. Desde este punto de vista, Richelieu fue el arquitecto de la Francia moderna, puesto que al destruir a los hugonotes colocó a la religión en el lugar que le corresponde en la época moderna, sin interferir con la organización política. «Es así como Francia, lo mismo que Inglaterra y España..., tuvieron éxito al pacificar y unir los elementos que fer­ mentaban en su interior amenazando con destruir el estado» (WK 1, 550). En Alemania, en cambio, ha ocurrido lo contrario. Por lo demás, también en lo económico la modernización de los estados exige que disminuyan las diferencias entre la antigua nobleza y la burguesía ascendente. Teniendo en cuenta todos estos aspectos se comprende mejor que la evolución de los estados europeos a lo largo del siglo xvm haya sido desigual. Éste es el caso de Alemania e Italia, que por motivos distintos han visto impedida su constitución en estados modernos —también debido a la acción combinada de fuerzas cen­ trífugas de carácter político y religioso. Hegel recuerda la figura de Maquiavelo y su apelación para salvar a Italia «mediante su unifica­ ción en un estado único»», apelación que sólo puede interpretarse correctamente en el contexto de la historia de los siglos anteriores. En él Maquiavelo aparece como el restaurador del poder político, partiendo del supuesto de que Italia podía constituir un estado, a pesar del marasmo constitucional y político en que se encontraba. El balance de la experiencia política de Hegel es, pues, en esta época, el de un profundo pesimismo sobre las posibilidades de resol­ ver las contradicciones entre las instituciones políticas y las relacio­ nes reales dominantes. Se diría que tradición e historia están tan igualmente presentes en su pensamiento, que cada intento de expli­ cación teórica de los conceptos va acompañada de una exposición histórica. Asimismo, la falta de esperanza en las posibilidades reales de los cambios políticos y sociales determina la dimensión teórica de su crítica. Por ello, no es irrelevante que si, en 1799, Hegel quería expresar un estado de ánimo que albergaba alguna esperanza de que la sociedad llegara a una efectiva cohesión socio-política para hacer

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