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COMUNIDAD Y CONSTITUCIÓN EN EL JOVEN HEGEL 559 que se quiebra con el surgimiento de la sociedad civil, que Hegel analiza con cierto detalle (v. WK 1, 5l6ss.) para mostrar cuáles son las raíces de la estructura política del estado moderno. En concreto, la idea de la representación surge, según Hegel, del sistema feudal y de su desarrollo subsiguiente. Como ya dijimos, para él no se trata de algo completamente nuevo que haya venido de la escuela del Derecho Natural o de la Revolución francesa, aun­ que haya sido ésta la que lo ha llevado a efecto. Porque, en última instancia, el sistema representativo se asienta en un contexto socio- cultural europeo que viene del pasado. «La representación se halla entretejida tan profundamente en la esencia de la constitución feu­ dal junto con el origen del estamento burgués, que puede llegar a llamarse la más tonta de las presunciones el tomarla por un hallaz­ go de los tiempos actuales. Todos los estados modernos subsisten gracias a ella [a la representación] y sólo su degeneración, esto es, la pérdida de su verdadera esencia, ha destruido la constitución de Francia, pero no a ésta en cuanto estado. Vino de Alemania, pero hay una ley superior según la cual el pueblo, que imprime al mundo un nuevo impulso universal, llega él mismo a su fin, pereciendo antes que los demás, y su principio, aunque no es el mismo, se man­ tiene» (WK 1, 536s.). Al parecer, un aspecto fundamental de la estructura del estado moderno es una consecuencia de la historia de Europa. La Revolu­ ción francesa ha dado expresión a una forma rotunda de la misma, pero Hegel reivindica para el pueblo alemán la idea de la represen­ tación, sin que quede claro hasta qué punto esta idea entronca o se deriva del régimen feudal y su evolución posterior. «Este sistema de representación constituye el sistema de todos los estados europeos actuales. No ha existido en los bosques de Germania, pero ha sali­ do de ellos y ha hecho época en la historia del mundo. La cone­ xión de la cultura mundial ha dirigido al género humano más allá del despotismo oriental a través del dominio universal de una repú­ blica, y a partir de la degeneración de ésta a un término medio entre ambas, y los alemanes son el pueblo de donde ha nacido esta ter­ cera figura universal (universale Gestalt) del espíritu del mundo» (WK 1, 533). Además, Hegel aduce que el estado moderno no puede asumir el sistema de democracia directa al estilo de la antigua polis; ahora es esencial una mediación entre la universalidad del estado y

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