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514 CIRILO FLÓREZ MIGUEL La filosofía unamuniana asume la facticidad de su radical liber­ tad y se esfuerza por ejecutarla creando un mundo, un reino del espí­ ritu aquí en la tierra. En este mismo capítulo LXVII de la segunda parte, Unamuno escribe un párrafo que recuerda literalmente el lema de la Ilustración tal como Kant lo planteara en su famoso escrito ¿Qué es Ilustración? Para Kant, lo mismo que para Unamuno, la esencia de la Ilustración está en el «Atrévete a ser tú mismo y despréndete de las ayudas de médicos, curas y pastores». La filosofía unamuniana es una filosofía de la individualidad radical, que sabe que la libertad es la verdadera piedra de toque de hombres y filosofías. Y que el hombre no puede renunciar a ella sin renunciar a su esencia, sin perder la autenticidad. El gran conflicto de toda la filosofía de Unamuno es el conflicto entre su yo auténtico y su yo inautèntico, entre el yo sustan­ cial y apariencial. A este conflicto se reducen todos los otros. Y éste es, incluso, el gran conflicto de las filosofía. Frente a los sistemas filo­ sóficos de la razón calculadora, Unamuno propone una filosofía apa­ sionada, que recupera una tradición de la filosofía moderna. 2. ESPÍRITU, EXISTENCIA E INDIVIDUALIDAD Pero la teoría unamuniana de las pasiones que está en la base de su filosofía no tiene en su núcleo una teoría del deseo, sino una teoría de la esperanza. Aquí puede verse una profunda diferencia entre la teoría freudiana de los instintos y la teoría unamuniana de las pasiones. La teoría de Freud se apoya en una interpretación naturalis­ ta de los instintos que se transforman en pasiones, mientras que la teoría unamuniana de las pasiones tiene en su base una teoría del espíritu y no una teoría de la naturaleza como la freudiana. Sirvién­ dose del dicho evangélico «Nacer del espíritu» referido a Nicodemo, Unamuno va a hacer de esa expresión la clave de su filosofía de la subjetividad. Por eso su filosofía encarna perfectamente en Don Qui­ jote, como ser nacido del espíritu y no de la carne. «Y así Don Quijo­ te, descendiente de sí mismo, nació del espíritu al decidirse a salir en busca de aventuras, y se puso nuevo nombre a causa de las hazañas que pensaba llevar a cabo » 1. Y lo mismo ocurrirá con Sancho cuando 7 OC, III, p. 70.

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