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ser es la esperanza. «Porque la esperanza es la flor del esfuerzo pasa do por hacerse porvenir, y ese esfuerzo constituye el ser mismo»5. En este texto se explícita muy bien la peculiaridad de la filosofía de Unamuno, que se asienta en una teoría de las pasiones y se diferen cia del planteamiento moderno de la filosofía, fundado en una teoría de la razón. La filosofía de Unamuno es una filosofía de las pasiones, que se opone a la filosofía moderna de la razón objetiva y calculado ra. Lo peculiar de la pasión es su individualidad y por eso Unamuno ama citar la sentencia de Don Quijote, que dice que «No hay otro yo en el mundo». La fundamentación cartesiana de la filosofía puso en el comienzo de la misma un yo pensante que se sabía conciencia de todas las cosas y que, al sentirse finito, empeñó todos sus esfuerzos en busca de un fundamento en el que asentarse con seguridad. La filosofía cartesiana pensó la razón como ‘razón suficiente’, y buscó para sí misma un fundamento inconcuso, que para ella estaba en la sustancia infinita o Dios. La filosofía cartesiana tuvo ‘miedo de la liber tad’ y sometió ésta al poder disciplinario de la razón. Para Unamuno, en cambio, la más radical de las pasiones es la libertad, y ella no debe engendrar miedo en el hombre, sino esfuerzo para crear un diálogo nuevo, un reino del espíritu. En uno de esos muchos diálogos que Unamuno inserta en la Vida d e don Quijote y Sancho plantea muy bien este contraste entre su filosofía y la filosofía moderna. «Y me replicó: “Necesito una razón para ser bueno; un fundamento objetivo sobre qué basar mi conducta; necesito saber por qué es malo lo que a mi conducta repugna”. Y yo repliqué: “Lo es porque repugna a tu conciencia, en la que vive Dios”. Y volvió a replicarme: “No quiero encontrarme en medio del Océano, como un náufrago, ahogándome, perdido y sin tener una tabla a qué apoyarme”. Y volví a contrarrepli- carle: “¿Tabla? La tabla soy yo mismo; no la necesito, porque floto en el Océano de que hablas, y que no es sino Dios. El hombre flota en Dios sin necesidad de tabla alguna, y lo único que yo deseo es qui tarle la tabla, dejarte solo, infundirte aliento y que sientas que flotas. ¿Fundamento objetivo, dices? ¿Y qué es eso? ¿Quieres más objeto de ti que tú mismo? Hay que echar a los hombres en medio del Océano y quitarles toda tabla, y que aprendan a ser hombres, a flotar”»6. DOS FILOSOFÍAS DEL ESPÍRITU: UNAMUNO Y HEGEL 513 5 OC, III, p. 193. 6 OC, III, p. 235.
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